Con la llegada de junio, de manera puntual, el caserío Igarola Bekoa vuelve a convertirse en punto de encuentro y de recuerdo. El pasado 11 de junio se cumplieron 29 largos años desde que Joxe Miel Etxeberria Álvarez, Naparra, fuera visto por última vez en Lapurdi. Desde entonces nadie ha sabido más de él.

Alrededor de 150 lizartzarras acudieron, como cada año, al caserío familiar de Naparra para mostrar todo su calor y su solidaridad a los familiares del militante político que lleva casi tres décadas desaparecido. Muchos de los que acudieron, por su corta edad, no tuvieron la opción de conocer en persona a Naparra, pero el recuerdo del militante desaparecido ha sido un legado que los jóvenes lizartzarras han recibido.

La madre de Naparra, Celestina Álvarez, y su hermano, Eneko Etxeberria, estuvieron presentes en el acto en honor a su allegado y agradecieron el cariño recibido.

Como cada año dedicaron a Naparra un aurresku, unos bertsos y una ofrenda floral; pero en el acto de ayer afloró también una honda preocupación por la situación de otro militante desaparecido. Las conversaciones de los asistentes y sus gestos contenían una pregunta más allá de la que llevan 29 años haciéndose: «¿Dónde está Jon?».

El nombre de Jon Anza no tardó en salir a la palestra y denunciaron que 29 años después de que la «guerra sucia se llevara a Naparra, vuelva para llevarse también a Anza». Desde el movimiento pro-amnistía criticaron con dureza la actuación de los gobiernos español y francés, a los que responsabilizaron directamente de ambas desapariciones.

Naparra fue visto por última vez el 11 de junio de 1980 en su coche, cuando se dirigía desde Baiona a Donibane Lohizune. Días más tarde su vehículo apareció en Ziburu y el Batallón Vasco Español (BVE) reivindicó su desaparición. Desde entonces nunca se ha sabido nada más.

Naparra nació en Iruñea en 1958 pero siempre estuvo unido a Lizartza, de donde era su familia. Militó tanto en la organización armada ETA como en los Comandos Autónomos Anticapitalistas. En 1978 tuvo que huir y desde entonces vivió en Lapurdi.

Mensaje desde las cárceles

Tras el homenaje en el caserío, los lizartzarras acudieron a la plaza del pueblo donde llevaron a cabo un segundo acto: el homenaje a Ina Zeberio, militante de ETA muerta a manos de la Ertzaintza hace once años en Gernika.

Ante su monolito, cerca de 200 personas recordaron a la joven de Lizartza, a donde dos presos políticos de la localidad, Aimar Altuna y Garikoitz Etxeberria, quisieron hacer llegar también su mensaje. Para finalizar la jornada, casi un centenar de personas se reunieron en una comida popular.