Con el transcurso de los años, la escalada sigue sin poner ninguna barrera a su evolución. En el caso que nos trae a estas páginas, el formato, no nada nuevo, toma relevancia. Nos referimos a los rallys de escalada.

Importado de otros lugares, estas pruebas de alta resistencia en paredes largas están tomando en el Estado español un protagonismo singular. Quizá, el evento de estas características más importante es el que se organiza en la Penyal d´Ifach (Calpe, Alicante). Son 12 horas de pleno empacho de metros y metros y de largos y largos. Ya son ocho las ediciones que se han jugado y, con el empuje que ha tenido hace escasas fechas otro rally, el de Riglos, ha dejado claro que este formato en adelante va a pillar cada vez más fuerza.

La cosa es bien «fácil». Se elige una buena tapia donde haya un buen montón de vías. Se forman cordadas de dos escaladores, y el objetivo principal es sumar los más puntos posibles en algunos casos y, en otros, los más metros posibles. En el caso de los puntos, cada vía se evalúa por diferentes criterios: si es rapelable, por su dificultad, si es equipada o de autoprotección...

El que más larga tradición tiene es el «Rally 12 horas de la Penyal d´Ifach». El pasado 9 de mayo se disputó su octava edición, y a ella se presentaron 16 cordadas. Se trata de un rally en la que gran parte de los participantes son locales (ayuda mucho conocer las vías a escalar), pero su repercusión ha acercado en estos últimos años a más de un foráneo.

Como es habitual, se sorteó la posición de las cordadas, ya que muchas de ellas con opción a ganar se han tenido que fastidiar por elegir mal la primera vía. Hasta aquí parece que este formato de escalada sólo se ciñe a la competición. Pues no, no pretende ser sólo una carrera, sino una fiesta de la escalada en la que compartir emociones y vivencias. Pero, como es habitual, hay quienes se pican y van a por todas.

Uno de los asuntos más fundamentales es la lógística. Cada cordada que compite no sólo tiene que mirarse a sí misma, sino también a las demás. Cuando llevan horas escalando hay que conocer que han hecho los que aspiran al triunfo, ver los puntos sumados, los propios... y así tomar una decisión.

En el caso del evento alicantino, el 80% van a disfrutar, mietras que 5 ó 6 cordadas luchan por ganar. A las 21.00, después de 12 intensas y duras horas, las tres últimas parejas apuraban los metros finales de su última línea. Tras una abundante cena se repartieron los premios.

En esta edición, ganó la cordada Adrián Ripoll-Chimo Pineda con 1.850 metros y 6 rutas. Miguel Anta y Unai Betia fueron segundos con 1.250 metros y 4 vías. Y terceros, con 1.050 metros y 3 líneas, Guillermo Sendra y José Pascual.

Reino del vacío

Al alicantino, este año se le ha unido el «Rally 12 horas de Riglos». En su primera edición, que se llevó a cabo el pasado día 6, se inscribieron 27 cordadas. La organización, los del Peña de Guara, limitaron el número de parejas por diferentes factores: necesidad de descender los mallos en rapel, dificultad de controlar a todos los equipos, paredes largas...

Este rally generó un excepcional ambiente. Entre sustos con las tormentas que cayeron en plena madrugada, a las 8 de la mañana todas las cordadas se dirigieron a la primera vía de escalada que por sorteo se les había adjudicado.

Por delante, 12 horas de escalada casi sin descanso. 33 vías a elegir de los diferentes mallos rigleros. Y si no fallaron las cordadas a la hora de inscibirse, tampo falló el público. Así, la organización colocó fotos en color de los mallos con sus correspondientes vías y un panel con los colores de cada cordada. Con los prismáticos fue bastante sencillo seguir el desarrollo de la competición.

Algunos equipos, como en el rally alicantino, salieron a escalar metros pero sin competir. A otros, en cambio, se les vio ganas de apretar y correr. Así, transcurridas las primeras horas de escalada ya se pudo comprobar quiénes iban a fuerte ritmo. Llegaban a cada control, y enseguida solicitaban información para saber qué estaban hacienso sus contrincantes.

En el Rally de Riglos eran las vías de mayor dificultad quienes se llevaban más puntos. Esto hizo que las cordadas más fuertes se concentraran en el mallo Visera, pared de mayor dificultad de Riglos.

Finalmente, la cordada Dani Fuertes-Manu Córdova firmaba el triunfo final con 1.350 metros y 114 puntos. Este equipo se centró unicamente en la Visera: Zulú Demente, Directa Visera, Popeye, Naturaleza Salvaje y Fiesta del Biceps.

Por escasos 6 puntos (108) y con más metros escalados (1.410) se clasificaba la pareja vasca formada por Santi Susperregi y Mikel Asoria. Estos escalaron Tucán Ausente y Chooper+SuperChooper en el Pisón; y Super Crac, Naturaleza Salvaje y Zulú en la Visera.

El equipo femenino que ganó lo formaron las vascas Iratz Intziarte y Maddi Arrazola. Subieron 2 vías en el Pisón (Chooper+SuperChooper y Murciana) y 1 en los Volados (Todo tiene fin). En total, escalaron 730 metros y consiguieron 43 puntos. La cordada que más metros escaló fue la alicantina que ganó la última edición del Rally de la Penyal d´Ifach: Adrián Ripoll y Chimo Pineda con 1.440 metros. Julieta Montoya y Álex Fernando fue la cordada mixta más fuerte.

Como el evento alicantino, este de Riglos acabó con una cena de hermandad en el refugio del pueblo. Los del Peña Guara se mostraron muy satisfechos por los resultados obtenidos y por el cumplimiento de objetivos. Y adelantaron que el año próximo la prueba tendrá su segunda edición. Vista la buena acogida que tienen estos dos rallys de Calpe y de Riglos, hay quienes están barajando la posibilidad de organizar una Copa de España de esta especialidad de escalada. Eso sí, las dos organizaciones de los rallys piden que, por lo menos, haya una prueba más. Habrá que esperar.