Copa Confederaciones
Volver al Mundial 28 años después, meta de los «All whites»
Sus posibilidades han aumentado tras desplazar a Australia a la zona asiática, pero deberán jugarse el pase a la cita mundialista contra el quinto de ese grupo.
Beñat ZARRABEITIA | BILBO
La Copa Confederaciones representa todo un escaparate para la selección de Nueva Zelanda. Al igual que en los Juegos de Beijing, donde también tomaron parte, el equipo oceánico tratará de mostrar sus progresos en un deporte que no goza de demasiados adeptos en el país.
La influencia inglesa se hace notar en los colores del combinado neozelandés, íntegramente de color blanco en honor al uniforme de los pross. Un hecho chocante si tenemos en cuenta que el equipo de rugby viste de negro y es mundialmente conocido como los All blacks. En contraposición, a la de fútbol se le denomina All whites. Eso sí, ambos conjuntos comparten la tradición de bailar la danza tribal maorí Haka para intimidar a sus rivales antes de cada encuentro que disputan.
El rugby y el críquet son los principales deportes en Nueva Zelanda. Sólo éxitos como el cosechado por la selección de baloncesto en el Mundial de 2002 -llegó a semifinales- alteran dicha rutina. Así, el fútbol lleva años sumergido en el letargo. No es extraño, pues tan sólo han tomado parte en la Copa del mundo de 1982 y las dificultades con las que contaban los equipos de Oceanía para clasificarse alimentaban dicho olvido.
Sin embargo, la inclusión de Australia en la zona asiática -una decisión con tintes comerciales- abrió un nuevo panorama. Los kiwis se quedaron como dominadores de la OFC y el próximo otoño se jugarán su pase al Mundial de Sudáfrica ante el quinto clasificado de Asia. Arabia Saudí, Irán, Bahréin y Qatar aspiran a dicha plaza.
Única participación
Rickie Herbert es el actual seleccionador de los All whites. De su lista para la cita de Sudáfrica destaca la presencia de cuatro futbolistas que actúan en Europa: el zaguero del Kilmarnock Steven Old; el medio del Tampere United finés Chris James y los delanteros Chris Killen y Chris Woods, del Celtic y WBA, respectivamente. Junto a ellos, también están cuatro jugadores de la MLS estadounidense, entre ellos el ex del Fulham Simon Elliott, y Shane Smeltz, jugador oceánico del año en 2008. El último, de 28 años, fracasó en sus experiencias inglesas en el Wimbledon y Halifax, pero tras reencontrarse con su juego acaba de firmar con el Goald Coast United australiano.
Por el momento, el más conocido sigue siendo Chris Killen. El delantero todavía perteneciente al Celtic, sin embargo, acaba de completar una temporada para olvidar. Apenas ha disputado 83 pírricos minutos en cinco encuentros. Dos de ellos defendiendo la elástica del equipo escocés y otros tres como cedido en el Norwich City.
La gran esperanza se llama Chris Wood. El delantero de tan sólo 17 años ya ha conseguido debutar en la Premier con el West Bromwich. Su buen hacer con el equipo reserva, con el que anotó 14 tantos, le llevó a poder disfrutar de dicho premio.
Durante su participación en el Mundial `82, los kiwis quedaron encuadrados en el mismo grupo que Brasil, la antigua Unión Soviética y Escocia. La experiencia no resultó nada positiva, ya que perdieron sus tres encuentros, apenas anotaron dos tantos y encajaron la friolera de doce.
Su futbolista más destacado fue Wynton Rufer. El delantero, hijo de un suizo y una maorí, ha sido el mejor jugador de la historia de Nueva Zelanda. Contrastado goleador en la Liga helvética, defendió los colores del Zurich, Aarau y Grasshoppers. Consiguió triunfar en la Bundesliga con el Werder Bremen.
Brasil e Italia tratarán de confirmar su condición de favoritos ante Egipto y EEUU, respectivamente, para empezar con buen pie el torneo. Los cariocas, actuales campeones, llegan en un gran momento de forma, mientras que la azzurra nunca ha perdido contra los USA.
España se entrenó ante Nueva Zelanda -a los 17 minutos ya ganaba 0-3- en su debut en la Copa Confederaciones. La victoria de los de Vicente del Bosque (0-5) les permite liderar el grupo A después de que en el partido inaugural Sudáfrica e Irak acabaran empatando a cero.