Tiene la vida unos detalles necesarios que sería mejor pasar por alto en ciertas ocasiones. Pero si son necesarios... de alguna manera habrá que abordarlos -digo yo-. Y nada ayuda más que la bucanera piratería: ¡al abordaje! Mientras pronunciamos semejante expresión nos lanzamos hacia los fondos más abisales y procelosos de nosotros mismos y ya saldremos de allí (de nosotros mismos). Si no es hoy, será mañana. Y si no lo hacemos bien, lo haremos mal. Pero ambas soluciones nos valen. Sirven para sobrevivir, que no es poco. Los jóvenes tienen pocas -o menos- oportunidades que nunca para demostrar sus capacidades profesionales en tiempos de crisis. Algunos cruzan el umbral productivo gracias a visibles concursos promocionales y llegan a ver sus ideas y sueños hechos realidad televisiva. Este año, ha sido el programa Pintxos el que ha salido a parrilla desde la posición de salida hasta la meta televisiva. Una joven presentó su propuesta en un pitching competitivo y se sentó en el podium de la cumbre después de haber lizado con otros, que como ella, deseaban la suerte de pantalla. Está muy bien. Es importante. Que los jóvenes digan alto y claro qué es lo que les gustaría ver en la televisión y, además, puedan mostrarlo ante la audiencia. Lo llamativo de la cuestión es lo que escribiré a continuación. El perfil de espectador al que iba destinado el programa era: mayor de 45 años y de clase media (altibaja). No creo que el objetivo mejorable de nuestra televisión (ni el de ningún otro canal) se encuentre en ese target sino en el de los propios jóvenes a los que se anima en éstas y otras convocatorias. De todas maneras los elegidos son afortunados. Muy afortunados.

Como lo soy yo en estos momentos y todos aquellos que tuvimos la gran suerte de conocer a un gran hombre que nos dejó la pasada semana. Pello el viellu. Quien le conoció nunca podrá olvidarse de haber reído con él. De un buen comentario, de una interpretación. Nunca de un chiste. Estaba muy por encima de ellos. Su sentido del humor era natural. No tenía por qué fabularlo. Agur eta ohore O Pello!