Raimundo Fitero
El zoo
En la Copa de Fútbol de Confederaciones que se está celebrando actualmente en Sudáfrica, los aficionados que acuden a presenciar los partidos en los campos, llevan unas especiales trompetas llamadas vuvucelas, que tocan constantemente y que crean un espacio sonoro bastante molesto, un ruido, un zumbido que penetra en la cabezas de los jugadores, de los locutores, que traspasa todos los filtros y que llega hasta el espectador televisivo. Es tan acusado este ruido de fondo que los mandamases de la Federación Internacional de Fútbol están pensando en prohibir esta expresión festiva y contagiosa en el próximo Campeonato del Mundo que allí se va a celebrara. Este ruido de vuvucelas se convierte hoy en una metáfora.
Cuando el aire huele a azufre, el ruido se hace insoportable, los discursos salen impulsados por la visceralidad y el dolor empieza a confundirse demasiado con recetas previas, con apriorismos y posturas políticas que se quieren disfrazar de actitudes morales. La violencia crea dolor, desesperación, incertidumbre. La muerte es irremediable, injusta, sedicente. Las palabras en este ambiente con tantas trompetas apocalípticas sonando no encuentran el lugar apropiado para que alcancen su valor justo. El silencio no es cobarde por definición. Contribuir al ruido con los salmos de siempre es tocar la vuvucela por contagio ambiental no por convicción. El círculo vicioso de acción y reacción no se ha parado nunca. Nadie lo ha mandado parar. Esa parece la solución, el final de la rueda loca que gira y gira. Parar, pensar, dialogar. La gestualidad esconde impotencia. Prudencia.
Los medios de comunicación de masas han cumplido su papel de acompañamiento de una manera unánime. Al servicio de lo instituido, sin ahorrarse adjetivos ni apreciaciones políticas. Iñaki Gabilondo asegura que algo ha cambiado. ¿Es así o es la consigna oficial? Otra metáfora, dice el comentarista de Tele 5 desplazado a Sudáfrica que están en «un hotel con un zoo dentro». ¿En serio? ¿No será al revés, que están en un zoo con un hotel dentro? Situados en esta coyuntura, ¿quién o qué es zoo y quién o qué hotel? Cuanto más ruido hay, más difícil es discernir.