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Oihana Llorente Periodista

¿El tiempo lo arregla todo?

Han transcurrido trece años desde que una veintena de mujeres entregaron su pañuelo rojo en el Ayuntamiento de Irun, solicitando que se les fuera devuelto junto al derecho de participar activamente en la fiesta.

El tiempo lo arregla todo, decían tanto unos como otros, cuando la lluvia de botellas de cristal se convirtió en tradición al paso del Alarde igualitario y las nuevas generaciones eran educadas en el todo vale contra las mujeres, donde las palabras como «puta» o «lesbiana» se convirtieron en arma arrojadiza y el propio saludo entre familiares fue vetado.

El día en el que las familias se juntaban alrededor de una mesa y las cuadrillas disfrutaban de un largo día al son del txilibito desapareció para convertirse en el día de hoy no te saludo. Y todo ello ocurría ante la impasible mirada del Ayuntamiento.

La participación de las mujeres en el Alarde es imparable y a día de hoy indiscutible, y ante ello, la gran mayoría de los ciudadanos intentan hoy, por encima de los dos alardes, sanar las heridas generadas por este conflicto, mientras el Ayuntamiento sigue sin hacer absolutamente nada.

Resulta lamentable que el Consistorio, máximo responsable del bien de sus ciudadanos, se resigne ante la realidad de que su ciudad se ha dividido en dos comunidades con formas muy diversas de celebrar las fiestas; y más lamentable aún, que se conforme con que el día grande de Irun no abra los telediarios con incidentes.

El hecho de que las calles de Irun sean recorridas por dos Alardes es signo de división, y que los heridos no se cuenten por decenas no significa que el conflicto esté resuelto. El tiempo, por lo que ha demostrado, no lo arregla todo, por lo que el Ayuntamiento se deberá dignar a intentar resolver un conflicto que sigue causando división. Estamos obligados a entendernos para que las nuevas generaciones no se vean forzadas a elegir y para que aquellos veinte pañuelos rojos sean devueltos a sus dueñas.

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