Kadirov asume la dirección de la guerra en la vecina Ingushetia
Coincidiendo con la sucesión de atentados en Ingushetia -el último ha dejado en coma a su presidente, Iunus-Bek Evkurov-, el hombre fuerte del Kremlin en Chechenia, Ramzan Kadirov, ha anunciado que asume el mando de la «lucha antiterrorista» en la vecina república norcaucásica. El anuncio, impensable sin el aval de Moscú, ha encendido todas las luces rojas.
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El presidente checheno, Ramzan Kadirov, anunció que ha recibido el encargo de manos del inquilino del Kremlin, Dimitri Medvedev, para dirigir la «lucha antiterrorista» en la república de Ingushetia, teatro de una ofensiva de la resistencia islamista caucásica a Rusia.
«Yo dirigo personalmente las operaciones, las superviso personalmente y las controlo», aseguró en su tono habitual en una entrevista tras el atentado contra el presidente ingush, Iunus-Bek Evkurov, que sigue en coma en un hospital de Moscú.
Los responsables políticos de Ingushetia matizaron este anuncio, señalando que el hombre fuerte del Kremlin en Chechenia no tendría influencia más allá de las operaciones conjuntas en la frontera entre ambas repúblicas tras un acuerdo firmado por Evkurov y el propio Kadirov en el pasado.
«Todas las operaciones para imponer la seguridad en Ingushetia serán coordinadas por el Estado Mayor de la república», insistió el portavoz de la presidencia ingush, Kaloi Ajilgov.
Diferendos territoriales
Ajilgov recordó a Kadirov que «a la hora de hablar sobre esto, debería tener en cuenta que existe un poder legal en el territorio de Ingushetia». No falta quien ha aireado el fantasma de una posible anexión de la república por parte de Chechenia. «Novaya Gazeta» traía ayer a colación que el actual Parlamento checheno ha votado una resolución reclamando los distritos de Malgobek y Sunjen, actualmente en Ingushetia.
Kadirov desmintió tajante albergar plan alguno para volver a unir a ambas repúblicas, tal y como sucedió durante la época soviética.
Más allá, a lo que no renuncia el sátrapa checheno es a autoproclamarse como «el único líder cuya política funciona y así reivindicar el control sobre todo el Cáucaso Norte», previene Alexei Malachenko, del centro Carnegie de Moscú.
En la misma línea, la prensa rusa insistía ayer en que el presidente checheno busca imponerse como la única alternativa frente a la resistencia islamista que aspira a la fundación de un Emirato en el Cáucaso Norte. El diario electrónico «gazeta.ru» no duda en presentarle como el «patrón del Cáucaso».
Ingushetia es, junto con la república de Daguestán, el principal escenario de batalla contra la ocupación rusa del Cáucaso. La lucha ha asumido la bandera del islamismo, frente al nacionalismo histórico de la debilitada resistencia chechena.
Tampoco falta quien abona teorías conspirativas y recuerda que el reciente atentado contra el presidente ingush beneficia directamente a Kadirov y entierra prematuramente las expectativas creadas en su día cuando Medvedev nombró a Evkurov para sustituir a Murat Ziazikov, conocido por su «puño de hierro» contra todo tipo de oposición y por la corrupción de su Administración.
La reacción al anuncio ha sido unánime entre todos los expertos sobre el Cáucaso: extender los métodos criminalres de Kadirov no hará sino agravar la situación.
«Se sabe cómo actúa en Chechenia, con desapariciones y torturas a cargo de sus milicas», señala Tatiana Lokchina, de Human Rights Watch. «Chechenia es un enclave que escapa a la legislación rusa. Sólo la ley de Kadirov está en vigor. No se puede ampliar esta zona de impunidad», añade.
El ex presidente ingush Ruslan Auchev coincide en ello y recuerda que la impunidad de las fuerzas rusas en Ingushetia está detrás del resurgir de la resistencia. «Si quieren agravar la situación, están acertando con esta decisión», ironizó el respetado político ingush. GARA