CRITICA CINE
«Ejecutiva en apuros»
Koldo LANDALUZE
Con los primeros calores del verano afloran en nuestras pantallas las inevitables comedias románticas. Son prototipos de risas y besos concebidos en los laboratorios de Hollywood para animar al espectador sin exigirle mucho a cambio, productos de consumo rápido cuyas tramas son fácilmente detectables, al igual que sus personajes y circunstancias.
Concebida para exclusivo lucimiento estelar de una Renée Zellweger abducida por completo por Bridget Jones, «Ejecutiva en apuros» transita por los senderos trillados de un tema -el personaje descolocado en un entorno nuevo- que vuelve a ser desaprovechado por las escasas miras que demuestra y apuesta abiertamente por la racanería argumental a la hora de sacar el mayor partido posible a un puñado de situaciones funcionales.
Zellweger vuelve a recurrir a sus morritos persuasores en su intento por dar vida a una ejecutiva que deberá abandonar su suculento puesto en una empresa de Miami y trasladarse a los gélidos paisajes de una olvidada localidad de Minnesota. Esta localidad y sus habitantes, se convierten en el reclamo principal de este filme que tiende a ridiculizar la personalidad y conducta de los minnesotanos mediante tics simples y poco efectivos. En este sentido, los hermanos Coen dieron en la diana con la magnífica caracterización que Frances McDormand hizo de la muy singular policía embarazada Marge Gunderson.
Dejando a un lado las situaciones pretendidamente surrealistas que dictan la conducta de los lugareños, esta película de Jonas Elmer se centra por completo en las tribulaciones existenciales de una urbanita que en momento alguno encontrará acomodo en su nueva ubicación laboral y tropezará inesperadamente con el amor de su vida encarnado en un aguerrido obrero (Harry Connick Jr.). Resulta casi innecesario recordar que los aspectos laborales -que sirven como detonante de la historia- quedan en un tercer plano y únicamente son utilizados como envoltorio «realista» para estos tiempos de crisis laborales y creativas.