Roger Federer, número dos del mundo, continuó abriéndose paso en Wimbledon, donde ayer truncó, pese a ceder una manga, la trayectoria del alemán Philipp Kohlschreiber, 27º cabeza de serie, al que derrotó en la pista Central por 6-3, 6-2, 6-7 (5) y 6-1 en 2 horas y 31 minutos.

El suizo, campeón de Roland Garros y cinco veces vencedor en el All England Club, se medirá en octavos de final con el sueco Robin Soderling, decimotercer favorito, que ayer sacó del cuadro al español Nicolás Almagro por 7-6 (7), 6-4 y 6-4 en 1 hora y 56 minutos.

Ambos jugadores se conocen bien, aunque el sueco sabe que Federer no es un rival cualquiera. «Es duro jugar contra Roger. He jugado contra él en diez ocasiones y después del partido nunca tengo la sensación de que yo he jugado bien», dijo.

Soderling intentó explicar en qué consistía la principal dificultad de medirse al segundo del mundo. «No es por mí, creo que es por él. Te hace jugar. Se puede decir que es duro jugar bien contra él y me gustaría mejorar lo que hice en París», explicó el verdugo de Rafa Nadal en Roland Garros.

Entre las mujeres, una autocrítica Serena Williams aseguró que en su enfrentamiento contra la italiana Roberta Vinci no jugó su mejor partido, pero subrayó que está «contenta» por haber conseguido pasar de ronda y seguir con sus opciones intactas. La estadounidense se enfrentará en octavos contra Daniela Hantuchova, cabeza de serie número 32, un duelo que pronosticó que será «duro» por la forma de jugar de la eslovaca.

«Ella es una jugadora muy tranquila y se toma su tiempo en la pista. Tengo que asegurarme de no precipitarme y tendré que jugar bien», explicó tras eliminar a Vinci por 6-3 y 6-4.

La rusa Elena Dementieva fue demasiado para su compatriota Regina Kulikova, a quien apabulló con un contundente 6-1 y 6-2 en una hora, y la también rusa Zvonarev causó baja.