CRíTICA danza
Danza urbana de sitio en sitio entre la ría y el titanio
Carlos GIL
La quinta edición del V Festival Internacional de Danza en Paisajes Urbanos y Muestra de Vídeo-Danza Lekuz Leku, arrancó sus actuaciones en directo tras varias sesiones de proyecciones de vídeo danza. Con la piedra como tapiz, todas las danzas se vuelven urbanas y, las que ya nacieron urbanas, se convierten al clasicismo contemporáneo. Esta edición ha centrado los puntos para sus actuaciones más cerca del Museo Guggenheim, aprovechando sus plazas y espacios que dan a la ría, pero abarcando todo Abandoibarra.
La compañía mallorquina de Mariantónia Oliver presentó «Petita Lula», una divertida coreografía en la que se establece un diálogo entre tres amigas y un transportista de mudanzas, con una expresión muy teatralizada, juegos espaciales a partir de un asiento de furgoneta, con un vestuario muy conjuntado y buena capacidad física de las tres bailarinas.
Potencia física es la utilizada por Álvaro Esteban y Natxo Montero en «Cuadra-T», un dúo de los dos bailarines en donde el cuerpo es llevado a los límites de resistencia, con mucha fuerza, desplazamientos, encuentros, choques, tensiones multiplicadas por la intensidad con la que se plantea toda la propuesta sin apenas descanso, en una descarga energética descomunal que transmite una suerte de pulsión masculina, de lucha de poderes o de una exigente atracción. Es una pieza que contiene los elementos suficientes para que evolucione hacia una mayor contundencia.
La Compañía barcelonesa «Brodas» ofreció el espectáculo didáctico denominado «DdosNdos», porque los bailarines son dos hermanas y dos hermanos. Una primera lección sobre los bailes funky, explicando su procedencia histórica, mostrando a modo de clase aplicada sus movimientos y pasos básicos y fundamentos, para acabar en todos los casos con unos números muy potentes en cuanto su acercamiento a los públicos y por las coreografías muy bien montadas, a modo de espectáculo teatral. Fueron muy celebradas sus tres piezas, porque llegaban con sus músicas reconocibles y su ejecución explosiva.
También con el hip hop como referencia, pero en otra clave muy diferente, a partir de música clásica, parte la propuesta presentada por el alemán «Storm» y su espectáculo «Improvisation», una exhibición de recursos, una buena conjunción con las músicas más conocidas del repertorio clásico más popular, jugando con un supuesto tocadiscos de vinilos, y con un final apoteósico con la Carmen de Bisset. Gran técnica corporal, en ocasiones cercana a la pantomima, poder de seducción y buen tono comunicativo.
De Londres llegaron Amy Hollingswoeth y Cameron Mac Millan, componentes de la compañía «Bonachela», que ofrecieron un trabajo muy elaborado, el paso a dos «Soledad», creada por Rafael Bonachela en 2005 para la compañía Probe, y que esta pareja la baila con una sensualidad explícita, una técnica muy depurada aprovechando la fuerza de las músicas de Gidon Kremer en homenaje a Piazzola y las canciones desgarradas de Chavela Vargas. Un colofón de calidad y prestancia en la primera jornada.
Lugar: Entorno Museo Guggenheim.
Actuaciones: Mariantònia Oliver, Natxo Montero, Brodas, Storm y compañía Bonachela.
Fecha: 25 de junio.
Festival: Lekuz Leku.