La compañía irlandesa Ryanair, especializada en vuelos de bajo coste, está a punto de batir un récord de velocidad... en la divulgación de ideas tan originales como escandalosas. En lo que va de año, ha lanzado ya varios globos sonda difíciles de comprender para los ciudadanos de a pie. El que más rechazo social ha creado es el de sobrecargar la tarifa con una tasa especial para las personas obesas. La empresa de Michael O'Leary ha descartado, por el momento, seguir adelante con ese proyecto porque se ha percatado de que examinar a todo el pasaje para determinar quién tiene una masa corporal «excesiva» supone una pérdida de tiempo que no pueden permitirse sus aeronaves, que apenas esperan 25 minutos entre el aterrizaje y el despegue en el mismo aeropuerto.

Tampoco ha calado la idea de cobrar 1 libra (1,15 euros) por utilizar el lavabo. Para llegar a esta propuesta, los «pensadores» de Ryanair habían utilizado las siguientes variantes: como los viajeros no suelen ir mucho al WC en los desplazamientos cortos, se podrían eliminar uno o dos baños en cada aparato, ganando espacio para colocar más asientos. Y algún lumbreras quiso rizar el rizo: -Si lo que queremos es que quepan más pasajeros, ¿por qué no eliminamos los asientos?

Aunque parezca un chiste, no lo es. Ayer mismo, fuentes de Boeing rechazaron el planteamiento de Ryanair sobre los «asientos verticales». «Entre otras cosas, una rigurosa normativa exige que los asientos resistan una fuerza de 16 Gs, lo que impide considerablemente tal configuración», indicó el fabricante estadounidense.

Ryanair puede mirar ahora hacia China, donde la compañía privada Spring Airlines ha esbozado un diseño para que los viajeros vayan apoyados o sentados en unos taburetes parecidos a los de un bar.