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Eros y Tánatos

«No mires para abajo»

El veterano cineasta Eliseo Subiela ha armado un gran revuelo en Argentina con su última película, «No mires para abajo», que ofrece una propuesta erótica reivindicativa del sexo tántrico y su control sobre la eyaculación frente a las fórmulas pornográficas que tienen a la penetración como su principal objetivo. La poesía visual vuelve a ser la marca del autor, junto con el tan característico realismo mágico inspirado en escogidas citas literarias

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M.I. | DONOSTIA

El cine de Eliseo Subiela tiene detractores y defensores a partes iguales, con la ventaja que tiene su estilo de autor perfectamente distinguible para saber lo que uno se va a encontrar en la sala de proyección cuando acude a ver una de sus películas. Éstas siempre se mueven entre el realismo mágico y la fantasía surrealista, con el difícil equilibrio entre eros y tanatos como tema principal. Un pulso entre el sexo y la muerte cargado de imágenes poéticas, según un despliegue visual sustentado en el poder de la palabra, antes recitada que dialogada. El sustrato literario de la obra de Subiela lo constituyen los homenajes constantes al recién fallecido Mario Benedetti, que ha permanecido como una constante a lo largo de su filmografía, haciendo una aparición especial en «El lado oscuro del corazón».

Muerte

La muerte está presente en «No mires para abajo» a través de su protagonista masculino, un muchacho que trabaja en la marmolería familiar que abastece al cementerio y cuyo padre fallece para aparecérsele después junto a otros difuntos. Ese lado oscuro de su existencia se compensa con las enseñanzas amatorias de una mujer mayor que él, la cual le introduce en los secretos del sexo tántrico a partir de la filosofía oriental del Tao. El erotismo puro acaba venciendo sobre cualquier interpretación sórdida u obscena del culto al cuerpo, como si la película pretendiera ser un manifiesto antipornográfico. Los amantes persiguen el ideal del placer que compara la felicidad máxima con un instante de disfrute sexual suspendido, capaz de reflejar la eternidad deteniendo el tiempo. Todo ello, implica la necesidad de hacer el amor sin prisas, sin reducirlo a un mero acto mecánico de posesión.

Eliseo Subiela mira al sudeste

El cineasta Eliseo Subiela ha realizado un total de doce largometrajes a lo largo de las tres últimas décadas, aunque sus primeros contactos con el cine se remontan a los años 60. Fue descubierto con su segundo largometraje «Hombre mirando al sudeste», que ganó el premio de Nuevos Realizadores en Donostia. Con «El lado oscuro del corazón», triunfó en Huelva y, con «No te mueras sin decirme a dónde vas», en Montreal y Sitges. Ninguna de sus restantes películas ha obtenido ya igual reconocimiento, y aunque ha logrado mantener un público fiel, aprecia hallazgos aislados en las recientes «Lifting de corazón» o «El resultado del amor».

M.I.

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