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El idilio entre el cine y la Luna, un romance que vio la luz a principios del siglo XX

El romance del cine con la Luna comenzó décadas antes de que el hombre dejase su huella en el satélite, y siempre bebió de las influencias literarias de Julio Verne o H.G. Wells antes de apostar por el realismo.

Antonio MARTÍN GUIRADO

Ayer se cumplió el 40 aniversario del lanzamiento del cohete que transportaba la cápsula «Apolo XI», de la que el 20 de julio de 1969 saldría Neil Armstrong para dar ese «pequeño paso para el hombre, gran paso para la humanidad» sobre la Luna. Pero en el cine hacía ya mucho que se había conquistado el satélite.

Corría el año 1902 cuando el cineasta francés Georges Méliès filmó la película «Le voyage dans la lune», una pequeña joya muda de apenas 14 minutos para la que diseñó algunos de los primeros efectos especiales de la historia del cine, incluida esa cápsula espacial que aluniza en el ojo derecho del satélite terrestre.

«Fue un éxito en todo el mundo y resultó muy influyente», dijo Jonathan Kuntz, profesor de la Escuela de Cine, TV y Teatro de la Universidad California Los Ángeles, en una entrevista concedida a Efe.

Aquella imagen icónica de la Luna accidentada fue posteriormente utilizada en videoclips tan populares como el de «Tonight, Tonight», de The Smashing Pumpkins, o «Heaven for Everyone», de Queen.

«Fue, además, una de las primeras películas de la historia que contaba una historia, con su introducción, nudo y desenlace. Y ayudó a introducir la idea de que el cine podía retratar fantasías, mundos exteriores y ciencia-ficción; es decir, podía expresar nuestra imaginación más allá de lo que podemos experimentar», añadió Kuntz. El guión de este filme se basaba libremente en «De la Tierra a la Luna», novela escrita por Verne en 1865, y en «Los primeros hombres en la Luna», ideada por Wells en 1901.

Más ideas

Pero también hubo quien arrojó nuevas ideas. El visionario austríaco Fritz Lang, adelantándose a su tiempo como ya hiciera en «Metropolis», imaginó en el años 1929 «Die Frau im Mond», una película donde un problema con el tanque de oxígeno obliga a parte de la tripulación -ya en la Luna, en busca de oro-, a regresar a la Tierra antes de tiempo, como le ocurriría realmente años después al «Apolo XIII».

En plena Guerra Fría llegó Stanley Kubrick con «2001: una odisea del espacio» (1968) para hablar en su argumento sobre «el lado oscuro de la Luna». Años después, su pupilo Steven Spielberg creó «Encuentros en la tercera fase» (1977), cuando el interés por la carrera especial estaba en la cúspide.

«Aquellas películas trataban sobre creer en lo imposible, sobre la capacidad del hombre para ir más allá de nuestro propio planeta», apuntó Crickett Rumley, profesora de la Escuela de Cine y Actuación de Nueva York.

YA NO ES OBJETIVO

Sin embargo, la Luna ya no es un objetivo principal para la industria del cine, a pesar de éxitos como «Cowboys del espacio» (2000), de Clint Eastwood.

EN BASE A NOVELAS

El guión de «Le voyage dans la lune» se basaba en «De la Tierra a la Luna», novela escrita por Verne en 1865, y en «Los primeros hombres en la Luna», ideada por Wells en 1901.

«Apolo XIII», la película definitiva sobre la temática lunar

Sin duda, la película definitiva hasta ahora sobre esta temática es «Apolo XIII» (1995), de Ron Howard, protagonizada por Tom Hanks, Bill Paxton, Kevin Bacon y Ed Harris. «Houston, tenemos un problema». Con esa frase comenzó una de las peores pesadillas de la NASA, cuando explotaron los tanques de oxígeno del «Apolo XIII», y los astronautas -Jim Lovell, Fred Haise y John Swigert- tuvieron que abortar su anhelado paseo lunar, con el riesgo de no regresar con vida a la Tierra. La NASA permitió a Howard construir parte de sus escenarios en un simulador -también llamado «el cometa del vómito»- que durante 23 segundos conseguía recrear una situación en la que no existe la fuerza de la gravedad.

Sin embargo, la Luna ya no es un objetivo principal para la industria del cine, a pesar de éxitos como «Cowboys del espacio» (2000), de Clint Eastwood, en la que el personaje de Tommy Lee Jones, postrado sobre una roca lunar, visualizaba el globo terrestre mientras sonaba de fondo «Fly Me to the Moon», de Frank Sinatra, en el plano final del filme.

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