El aprendiz de mago se hace mayor
«Harry Potter y el misterio del Príncipe» Ciudadano Kane
La sexta entrega de la saga «Harry Potter» está teniendo muy buenas críticas y se apunta ya como una firme candidata a colarse entre las diez finalistas de los Óscar, confirmando la mayoría de edad de las adaptaciones de los libros de J.K. Rowling.
Mikel INSAUSTI
El británico David Yates se ha consolidado como el director fijo de la saga «Harry Potter», tras los buenos resultados obtenidos con la quinta entrega «La orden del Fénix». Supuso a la vez su consagración cinematográfica, ya que hasta entonces sólo era conocido como realizador televisivo, medio en el que había destacado con la serie «La sombra del poder». Cuenta con la enorme ventaja de trabajar sobre seguro, gracias a que la realización de una entrega de «Harry Potter» no depende del éxito previo y todo está programado con mucha antelación. Aunque ahora se estrena la sexta entrega «El misterio del Príncipe», ya está en preparación «Las reliquias de la muerte», que aparecerá dividida en dos partes que llegarán a las pantallas entre el 2010 y el 2011. El acierto de David Yates, ha consistido en prolongar el tono oscuro que imprimió a las aventuras del joven aprendiz de mago el mexicano Alfonso Cuarón en la tercera entrega «El prisionero de Azkabán», desmarcándose del tono inicial infantiloide de las dos realizaciones de Chris Columbus, al que volvió Mike Newell con «El cáliz de fuego».
Es el productor David Heyman el que ha conseguido dar a la saga una uniformidad, sin que se perciban demasiados altibajos entre una y otra entrega. Ha sido así porque desde el principio se sentaron unas sólidas bases de cara al desarrollo artístico del proyecto, bajo la atenta supervisión de la escritora J.K. Rowling. Ella vendió los derechos sobre su obra con una serie de condiciones, que incluían la presencia mayoritaria de grandes intérpretes británicos en el reparto para que la producción no se convirtiera en otra franquicia más de Hollywood. No obstante, no ha visto cumplido su sueño de tener a Terry Gilliam adaptando uno de sus libros, lo que ya queda descartado. Pero la autora no podrá tener ninguna queja, habida cuenta de que a las millonarias recaudaciones en taquilla, proporcionales a las ventas de ejemplares en las librerías, se han sumado unas buenas críticas. Lejos de que el cansancio haya hecho mella en la crítica, «El misterio del Príncipe» está siendo objeto de grandes halagos, e incluso se postula para los Óscar, al ampliarse el cupo de películas finalistas a diez.
Espectadores fieles
Los más escépticos preveían que la saga se vendría abajo en cuanto sus protagonistas fueran cumpliendo años, pero no ha sido así, por la sencilla razón de que los espectadores fieles han ido también haciéndose mayores con ellos. Además, si la unidad apuntada se ha mantenido, se debe asimismo a que el guionista de todas las entregas, excepto la quinta, es Steve Kloves. Está siendo el mejor aliado de J.K. Rowling para seguir una evolución lógica de los protagonistas, dentro de su progresivo aprendizaje en la Academia Hogwarts. Kloves ha sabido dosificar los impulsos adolescentes de Potter y sus compañeros, siendo «El misterio del Príncipe» la primera entrega en la que les vemos besarse y dar rienda suelta a su creciente pasión por el otro sexo. Harry Potter vive su historia de amor juvenil junto a Ginny, que es la hermana de su colega Ron, por quien a su vez se pelean dos chicas tan freaks como él. Una situación que deja claro que el triángulo que completaba Harmione estaba unido por la simple amistad.
El principal cambio argumental observable en la sexta película con respecto al libro «Harry Potter y el Príncipe Mestizo» es la eliminación de la batalla final, siguiendo la opción de David Yates para no dejar que la acción se coma a los diálogos. En lo tocante al productor David Heyman responde a una estrategia bien calculada, ya que no quería que dicho momento espectacular se repitiera en la próxima «Las reliquias de la muerte», restando fuerza a la esperada traca final. Las fuerzas del Mal atacan a los Muggles o humanos en «El misterio del Príncipe» con sucesivas incursiones a manos de los Mortífagos, los cuales destruyen en Londres el turístico Puente del Milenio al comienzo del metraje en una secuencia filmada en formato IMAX, para ser vista es salas de proyección equipadas con sistema 3D. El personaje novedoso más influyente es el del profesor Horace Slughorn (Jim Broadbent), que es quien debe adiestrar a Harry Potter para su definitivo enfrentamiento con Lord Voldemort.
El británico Daniel Radcliffe cumple los veinte años el próximo jueves, con lo que le queda el consuelo de saber que dentro de dos años se despedirá definitivamente de la saga «Harry Potter», puesto que ya no tendrá edad para seguir interpretando al joven aprendiz de mago. Es de alabar su amor por la interpretación, a pesar de que podría retirarse tranquilamente a la conclusión de su contrato con el productor David Heyman, que le ha valido hasta la fecha unos ingresos que se calculan en treinta millones de libras, que le sitúan como el actor mejor pagado de su generación. Tan mareantes cifras no le han desanimado, o por lo menos no le han hecho perder su vocación de actor, que ha seguido cultivando en obras teatrales, televisiva y películas independientes. Su tiempo libre lo ha ocupado en formarse, actitud que habla mucho en su favor y en el de la buena educación recibida de los padres. Éstos siempre exigieron seguridad a la hora de que Heyman mantuviera a su hijo alejado de los medios, a fin de que no desviara la atención de los estudios o no se convirtiera en un juguete roto, como tantas veces ocurre en Hollywood. Tal vez haya ha contribuido a esa claridad de ideas el hecho de que su madre sea directora de casting y, por tanto, perfecta conocedora de las veleidades y servidumbres del negocio. No cabe duda de que el chico está muy bien asesorado, demostrando un excelente criterio para elegir los trabajos que más le convienen. Cuando representó «Equus» en los escenarios, hubo al principio un gran revuelo, sin que el supuesto escándalo de su desnudo le afectase lo más mínimo. Por el contrario, las buenas críticas acallaron las maledicencias, a la vez que servían para dar una imagen más madura e independiente del protagonista de «Harry Potter» de cara a su futuro profesional. M.I.