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Un paseo improvisado a ritmo de jazz

Los verdaderos seguidores del jazz se las ingenian durante el año para ver conciertos en Gasteiz. Pero esta semana son muchos quienes que se vuelcan en torno al festival para democratizarlo, florecen los expertos en este estilo, suenan notas en directo desde cada esquina y quien no quiera ver un concierto tiene que huir de bares y jardines.

Itziar AMESTOY | GASTEIZ

Durante los días que dura el Festival de Jazz de Gasteiz, la música se apodera la ciudad. Una vez que comienza la jornada -sobre las 12.00, que la noche anterior del festival seguro ha sido dura-, es fácil encadenar diferentes conciertos en bares hasta que se meta el sol. Y mucho después también.

El núcleo de la ciudad, la plaza de la Virgen Blanca, ha estrenado este año una estampa muy musical. A pesar de la críticas que recibió la remodelación, lo que no se puede negar es que los bares de la orilla oeste (el Dublín y el Virgen Blanca) han sabido aprovechar el potencial de su ampliada acera. En las terrazas las primera notas suenan al mediodía, de la mano del DJ Donco. En menos de una hora llega la primera actuación, con Brand New Bag Trío. A su ritmo, la gente que pasea por la plaza se detiene; algunos observan un rato y continúan su camino, otros reparten su atención entre los notas, el pote que se acaban de pedir y la conversación. Otro entorno que suena a jazz estos días es el jardín del museo de Bellas Artes. Como homenaje a Billie Holiday, de cuyo fallecimiento se cumple este año medio siglo, cada día un concierto recuerda varios de sus temas con el pianista August Tharrats y la cantante Txell Sust. Es un espacio más convencional, no tanto por la música sino por la actitud del público. «Se está muy tranquilo a la sombra de este castaño. La gente de mi edad también tiene derecho de disfrutar del jazz», reclama una veterana gasteiztarra.

Pero es, sin duda, otro jardín, el de Farelina, el que sobresale en la oferta matinal. No en vano, lleva años afianzando su apuesta por buenos grupos en un ambiente desenfadado. Una carpa situada en medio del jardín del centro cultural Montehermoso ofrece, junto a los árboles cercanos, un refugio ante el implacable sol que reluce estos días en Gasteiz. Si ayer sonaban los británicos Triphasic 77, hoy le toca el turno al catalán Marc Ayza al frente de su grupo. Desde quienes permanecen atentos a cada sonido en primera fila, los niños que bailan en la parte trasera del escenario o quienes con el jazz como música de fondo disfrutan de una acalorada conversación -amenizada con cerveza- al final del jardín; todos tienen su punto de encuentro en la Jazz Terrace.

Las siguientes actuaciones vuelven a la Virgen Blanca a partir de las 19.30, cuando el calor empieza a perdonar. Entre tanto, son muchos los bares en los que se escucha jazz ininterrumpidamente. Parece que a todo el mundo le guste. Incluso a la salida del polideportivo de Mendizorroza se apuntaban porcentajes cercanos al 80% sobre la venta anual de discos de jazz que se realiza esta semana.

La verdadera explosión de propuestas llega una vez acabada la actuación oficial en Mendizorroza, a partir de las media noche. Empezaron algunos bares ofreciendo música en directo, y la idea se ha contagiado a un ritmo trepidante. El Moly Malone es uno de los clásicos en la ruta nocturna. Este año da cobijo a Afro Cuba Sextet, que compite con el saxofonista local Kike Gutman en el cercano World Café Music. Pero las ofertas son ilimitadas, The Man in the Moon ha presentado un variado cartel, el Zazpi ofrece un escenario nocturno a las actuaciones que se pueden ver durante el día en la Virgen Blanca, incluso bares algo más alejados del centro como el Iguazú también se dejan llevar por la corriente. El entorno que ofrecen, desenfadado, es ideal para quienes no tienen en perspectiva gastarse 25 o 30 euros por noche en una entrada y prefieren «invertir» en consumiciones, o para quienes tienen choques con los que denominan «puretas» de jazz de Mendizorroza. Son escenarios, además, en los que pueden brillar los artistas locales.

Otro lugar de encuentro nocturno es el del hotel Canciller Ayala, habitual alojamiento de los músicos del festival. Cada noche se puede ver a Gerald Clayton Trio y a Pepe Rivero & Friends. Los visitantes suelen esperar, alertados por experiencia de otros años, que se una algún espontáneo. En definitiva, por una semana, jazz de sol a luna por toda la ciudad.


Las letras de holiday, dibujadas por tha

En la actual edición del Festival de Jazz de Gasteiz, Billie Holiday tiene un papel protagonista. El concierto de esta noche, con las voces de Madeleine Peyroux y Dee Dee Bridgewater, homenajeará a la cantante. Pero además, cada mediodía, Bellas Artes acoge conciertos homenajes. Augut Tharrats (THA), al piano y la voz de Txell Sust repasan parte de su repertorio.

Una de las obras de Tharrats, que estará en Bellas Artes hasta este domingo. Raul BOGAJO | ARGAZKI PRESS

jardines

El Museo de Bellas Artes y el centro cultural Montehermoso han dejado que sus jardines se llenen de jazz al mediodía. El primero acoge a un público más convencional, mientras que Farelina ofrece un ambiente desenfadado que llama a todo tipo de público.

virgen blanca

Las terrazas de la Virgen Blanca han apostado por ofrecer conciertos y actuaciones a la luz del día. La primera ronda llega a partir de las 12.00, mientras que los conciertos de la tarde ambientan la céntrica plaza a desde las 19.30.

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