«Niños de tiza», ambientada en el Madrid actual y escrita por David Torres y «77», una obra del argentino Guillermo Saccomano que desnuda la complicidad de la sociedad civil con la dictadura militar, han ganado el premio Dashiell Hammet. Se trata del galardón que concede la Semana Negra de Gijón a la mejor novela del género policial.

El jurado valoró ayer, día en el que se hizo pública la decisión, la «extraordinaria fuerza narrativa» de ambos trabajos. Asimismo, consideraron que se han «ajustado perfectamente a las claves del género negro para descubrir a los lectores problemáticas sociales de actualidad y de profundo calado histórico».

Torres ya fue finalista del Nadal en 2003 con «El Gran silencio» y ha ganado el Premio Tigre Juan con «Las llaves del paraíso». En su novela ha recaído el máximo galardón de literatura negra con un relato sobre el asesinato de una niña paralítica en medio de un acto de corrupción en el proceso de convertir Madrid en ciudad olímpica.

La novela «77», de Guillermo Saccomanno, aborda por primera vez en la ficción la trama de complicidades de la sociedad civil con la dictadura, en Argentina, del general Jorge Rafael Videla, y pone sobre el tapete las distintas actitudes individuales y colectivas que favorecieron el golpe militar.

Dejar testimonio

Tras conocer la concesión del galardón, el periodista y escritor bonaerense se lo dedicó a su hija Carla que recientemente le «hizo abuelo», y explicó que su obra surgió de la necesidad de dejar testimonio de una conducta social sobre la que no se había escrito casi nada.

Saccomanno explica cómo el «terror llegó a anular la razón» en la historia de un profesor homosexual que decide investigar el paradero de uno de sus alumnos desaparecido y que se ve arrastrado por las circunstancias que le obligan a «tomar partido» y a acoger en su casa a una guerrillera embarazada.

El jurado de la Semana Negra concedió, además, el premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción publicada en el último año a «Mala Vida», de Carles Quiléz. En este trabajo, el escritor resume siete crímenes que han marcado una época en la historia de la delincuencia. La obra presenta a unos delincuentes sanguinarios, muchos de ellos politoxicómanos, y a unos policías desmaquillados, que utilizan la primera persona para relatar sin tapujos sus andanzas a ambos lados de la tenue línea que separa lo lícito de lo que no lo es.