Mientras que el consejero de Interior del Gobierno de Gasteiz, Rodolfo Ares, insistía en las vías represivas con su manido mensaje de «tolerancia cero contra quienes amparen la violencia terrorista», el caserío de Zigor Goikoetxea era atacado en Getxo a plena luz del día. Desconocidos prendieron fuego al mediodía de ayer a la entrada de la vivienda y realizaron numerosas pintadas contra este joven en la fachada de la casa en la que ni si quiera puede vivir, después de que el miércoles recobrara su libertad con la prohibición de residir en su localidad.

El caserío, que está situado en la carretera de camino Azkorri Zientoetxe, estaba vacío en el momento del ataque. Goikoetxea abandonó el caserío hacia las 14.00, junto a sus padres, para dirigirse a comer para celebrar el cumpleaños del joven, que justamente fueron ayer. Sin embargo, hacía las 15.45 una vecina les llamó por teléfono alertando de la existencia del fuego y fue ella la primera en personarse y la que apagó el fuego con un cubo de agua, evitando así que se extendiera. La entrada y las sillas que se encontraban allí resultaron dañadas.

Nada más recibir la llamada, Goikoetxea y sus padres volvieron al caserío y vieron lo sucedido. Según detalló a GARA el propio Zigor Goikoetxea, los autores del ataque saltaron la verja que está a la entrada del caserío y prendieron fuego al portal de la vivienda, al parecer rociando la entrada con líquido inflamable. Goikotexea encontró también la fachada principal del caserío repleta de pintadas como «Goikoetxea hijo puta», «Zigor asesino», «estás muerto» y «Viva España terrorista».

El joven getxoztarra se mostró convencido de que los autores «los tenían vigilados» e indicó que desde que el miércoles recobrara su libertad ha notado seguimiento policial. No escondió su enfado e indignación ante este ataque que lo valoró como el «colofón».

Y es que este joven fue detenido y encarcelado por una denuncia por amenazas realizada por la concejal del PP Marisa Arrúe, que sólo fue sustentada por su testimonio. En el juicio, en el que Goikoetxea fue condenado a dos años de cárcel, cuatro agentes policiales apuntaron incluso que no oyeron tales amenazas; pero, la denuncia de Arrúe junto a la campaña mediática generada contra el joven fueron suficientes para llamarlo a declarar, arrestarlo durante 72 horas y enviarlo finalmente a prisión. La cual abandonó el miércoles tras previo pago de 6.000 euros y con la prohibición de residir en su localidad.

Los padres del joven acudieron a la comisaría de la Ertzaintza para presentar la denuncia por los hechos, y, según apuntó el movimiento pro-amnistía, varios agentes se personaron por la tarde en el caserío para sacar fotografías.

El alcalde de Getxo, Imanol Landa (PNV), condenó el ataque.

Por su parte, la intención de la Consejería de Interior de Lakua, anunciada ayer por Ares, se basa en «actuar judicialmente contra los administradores o propietarios de establecimientos que regentan carteles o pancartas de presos de ETA o de amparo a la violencia terrorista». El consejero de Interior, en una entrevista radiofónica extendió su amenaza a admnistradores o propietarios de txosnas o de locales públicos o privados, e indicó que actuará contra ellos como «colaboradores o gente que permite que este tipo de acciones se desarrollen en nuestras calles, ciudades o pueblos». Así, detalló que trasladarán al juzgado correspondiente los atestados que realicen los agentes de la Ertzaintza «para que puedan depurar las responsabilidades en la que hubieran podido concurrir».

Aunque este hecho pueda parecer algo inusual en la actuación de la Policía autonómica, cabe recordar la actitud mantenida durante años por este cuerpo policial que ha identificado, e incluso detenido en ocasiones, a cientos de personas por colocar carteles, pegatinas o pancartas de signo independentista, así como a decenas de cabeceras de manifestaciones. Actuaciones que se han traducido después en sanciones económicas que han supuesto una gran sangría ecónomica para cientos de ciudadanos vascos.