Imanol Azpiroz Vicepresidente de la Mancomunidad de San Marcos
No se puede incinerar la verdad
La gestión de los residuos urbanos es uno de los retos más serios con los que se enfrentan las administraciones locales en la actualidad. En este escenario, el autor aporta no sólo su punto de vista sino también abundantes datos con los que demuestra que la incineración es la peor de las apuestas posibles desde el punto de vista ambiental y un serio riesgo si se atiende a la salud pública. Frente a ese modelo, defiende un esfuerzo en la minimización en la producción de basura, una optimización en los sistemas de recogida y un incremento del reciclaje.
El Sr. Carlos Ormazabal, Presidente del Consorcio de Residuos de Gipuzkoa y Diputado foral de Desarrollo Sostenible, se mantiene en el empeño de vender la incineradora como el nuevo milagro que va a permitir la desaparición de las basuras. Para ello se apoya en la tecnología, y no dice ni una palabra sobre la salud de las personas ni sobre el medio ambiente. Pero hay que recordarle que la tecnología es progreso sólo cuando se aplica con sentido común. La incineradora de Zabalgarbi en Bilbao también tiene tecnología punta y hasta el PP ha pedido su cierre temporal por los indices de contaminación del suelo, del aire y, presumiblemente, del agua que abastece a los bilbainos.
Lejos de buscar sistemas de recogida que permitan aumentar el reciclaje de los residuos urbanos, apuesta por sistemas de recogida que aseguren residuos. El consorcio necesita basura en grandes cantidades, ya que ésta es la materia prima que alimentaría la incineradora.
Para asegurarse los niveles actuales de basura mezclada, no le importa manipular las estadísticas y desinformar a la opinión pública. Recientemente se ha publicado un informe que dice que el quinto contenedor es más eficaz que el puerta a puerta de Usurbil. En dicho informe confunden interesadamente a la población que participa en el sistema del quinto contenedor (una parte muy pequeña) con el total de la población real generadora de residuos en un municipio dado.
Así, los datos del informe que se refieren a Azpeitia describen la recogida del pequeño grupo de personas que participa en el sistema del quinto contenedor; pero los datos que se refieren a Usurbil describen la recogida de todos los habitantes de Usurbil. De modo que Azpeitia, con una población de 14.000 habitantes, es donde más cantidad se recoge según sus datos: 9-10 toneladas por mes. Esto quiere decir que en Azpeitia, con el quinto contenedor, recogen en un mes lo que en Usurbil con el puerta a puerta recogen... ¡en una semana! Y eso a pesar de que en Usurbil no llegan a los 6.000 habitantes, y de que 1.000 de ellos no sacan materia orgánica al circuito general porque la autocompostan. Con todo, en Usurbil se recogen en torno a las 40 toneladas de orgánica de media al mes.
Por lo tanto, el quinto contenedor es un sistema válido para el 5-10% de la población, es decir, para la población concienciada, pero no para la gran mayoría. Con el quinto contenedor, el 90% de las familias continúan generando su mayor porción de basura mezclada y eso es lo que necesita la incineradora: basura mezclada para poder quemarla. Por eso le gusta tanto el quinto contenedor al Sr. Ormazabal.
El sistema de recogida puerta a puerta, sin embargo, es el único que permite dar un vuelco al sistema de gestión de la basura y es económicamente realizable por cualquier municipio. Usurbil, en abril de 2008 llevó al vertedero de San Marcos 173 toneladas, y en abril de 2009, tan solo 25 toneladas.
Sin embargo, la incineradora necesita financiación. ¿De dónde va a salir el dinero? Para asegurarse la financiación de la incineradora, el consorcio de residuos quiere hipotecar a la totalidad de los municipios de Gipuzkoa para 25 años. Busca el control absoluto de los residuos generados en Gipuzkoa y de todas las instalaciones de tratamiento. A pesar de que los municipios poseen las competencias para la recogida y el tratamiento de los residuos urbanos, no quieren que experiencias como las de Usurbil se generalicen y pongan en peligro la financiación de la incineradora y del resto de infraestructuras centralizadas. Para ponerle la envoltura sostenible al modelo que quieren imponer, dicen que apuestan por el compostaje, pero sólo si lo controlan ellos. No quieren que ningún municipio o mancomunidad pueda organizase y recoger sus residuos de manera eficiente y tratarlos posteriormente.
El 16 de Julio comienza «la Era del consorcio». Todos los municipios de Gipuzkoa se percatarán de ello, ya que el coste de gestión del residuo mezclado se va a disparar. Si hasta ahora el vertido en Lapatx, Sasieta y Urteta costaba 69,55 euros por tonelada métrica, 75/Tm y 74/Tm respectivamente, al comenzar la era del consorcio pasará a costar... ¡125,74 euros por tonelada! Aunque en este caso habría que restar en torno a 9 euros/Tm en concepto de transporte, la subida que van a aplicar es totalmente desproporcionada y más en estos tiempos de crisis.
Cuando la Diputación reduce su fondo Foral en torno al 25%, quiere imponer un modelo de gestión de basuras que asfixie económicamente a los ayuntamientos. Este aumento brutal durante 2009 será mucho más patente durante 2010, ya que entonces serán 12 los meses que habrá que pagar el modelo del consorcio. Es una extorsión inaceptable.
El Sr. Ormazabal y el consorcio que él preside quieren conducir a los municipios guipuzcoanos a la implantación de un sistema de gestión totalmente insostenible tanto económicamente como medioambientalmente. Dicen que apuestan en tecnología, la tecnología punta, pero no apuestan por sistemas de minimización y en sistemas de recogida que permitan el aumento inmediato de la tasa de reciclaje.
Niegan la existencia de peligros ambientales y continúan ubicando las incineradoras cerca de importantes núcleos de población. Mientras que en Zabalgarbi se extiende la alarma por los niveles de arsénico, metales pesados y otras sustancias emitidas al aire, al suelo y al agua; mientras que algunos partidos piden su cierre; aquí ponen la apisonadora en marcha y emprenden su huida hacia ninguna parte. Sr. Ormazabal: la incineradora es un veneno para todos.
Todo se basa en la tecnología, ni una palabra acerca de la salud ni del medio ambiente, solo tecnología. Pero sólo una sociedad estúpida confía ciegamente en la tecnología. La tecnología sólo es progreso cuando se emplea con sentido común, y aquí sobra soberbia y falta sentido común, Sr. Ormazabal.
Al Sr. Ormazabal no le interesan los sistemas de recogida como el puerta a puerta, que permitan reducir la fracción no reciclable en un 85% de manera inmediata a su implantación, a pesar de ser el diputado de Desarrollo Sostenible. Se marca el objetivo de reciclar el 50% para el año 2016, cuando en Usurbil ya están por encima del 80%. Por muy diputado que sea, no puede jugar con la salud de los ciudadanos y ciudadanas de Gipuzkoa. Nadie quiere esta infraestructura al lado de su municipio y menos aún cuando es innecesaria.
Poco a poco serán más los municipios de la Mancomunidad de San Marcos y de otras Mancomunidades las que decidan apostar por la salud.