Raimundo Fitero
Números redondos
Uno siente vértigo al comprobar que un programa como «La Noria», llega a celebrar su entrega número cien. Estos números redondos se suceden de manera cíclica con todo lo que perdura en el tiempo, y la agonía mental nos llega al ver como los que logran estos números en sus aniversarios acostumbran a ser productos de consumo masivo, cuyo valor intrínseco es cuestionable, pero que proporciona un tipo de diversión tóxica a sus fieles y numerosos seguidores.
Con lo anterior no se quiere decir que cumplir centenarios sea un pecado en sí mismo, porque tenemos algunos ejemplos que parecen ser algo cosustancial a la misma existencia de la televisión. Me refiero a «Saber y ganar», un concurso que requiere algo más que retentiva y que suma cada semana dígitos a su ya larga historia. En otro orden de cosas, «Goenkale» bate récords constantemente, y es una de las características indelebles de ETB en su canal en euskara. Una serie que ha ido renovando todas sus estructuras creativas, desde los guionistas, a los realizadores y con variaciones sustanciales en el reparto, y ahí la tienen, igual a sí misma.
Pero volviendo a la celebración de las cien entregas del programa de la noche de los sábados de Tele 5, el repaso que realizaron de los supuestos mejores momentos, los de mayor tensión por enfrentamientos entre sus tertulianos supuestamente políticos, lo que se convirtió en un muestrario subjetivo que sirvió para recordarnos que estamos ante una de las ofertas más abigarradas de la televisión actual, mezclando géneros, temas y colocándose constantemente en el borde de lo sufrible.
Probablemente estemos ante la más clara muestra de un formato puro y duro de productor, un diseño bastante usado en el que se pretende buscar la atención de diversas tipologías de televidentes a base de darle carnaza política, del corazón y sexual, con algunos escándalos tratados superficialmente, sean del campo que sean, y con un tono que recuerda a todos los magazines que han sido, simplemente catalizados en la figura de su presentador Jordi González, un clásico que ejerce de pastor de la manada, la piara o la piscifactoría, que de todo hay un poco.