Alberto Contador salía en Mónaco como principal candidato al triunfo final y dejaba Verbier anoche con ese favoritismo reforzado al imponerse en el segundo final en alto con una claridad que elimina cualquier duda sobre su liderato en Astana y en la carrera.

Las diferencias no son tan importantes en la general como las sensaciones de superioridad que trasmite el madrileño. Nunca se puede dar por sentenciada una prueba y menos cuando a menos de dos minutos están grandes contrarrelojistas como Armstrong y Wiggins, el hombre revelación del Tour, pero el ganador de la prueba en el 2007 es el mejor en montaña, está a la altura de los mejores en las cronos y Bruyneel manifestaba que desde ayer el madrileño es el líder único de su equipo y que todo Astana estará a su disposición para llevarle de amarillo hasta los Campos Elíseos.

El corredor madrileño tenía marcada la etapa de ayer para abrir las diferencias que no se habían establecido en las dos primeras semanas de carrera. Su táctica en Andorra consistía en responder a los ataques de los demás hasta que, a falta de ellos, lanzó un ataque más simbólico que efectivo, pero tenía claro que ayer era el día en el que debía atacar de lejos para encarrilar su segundo triunfo.

También el Saxo Bank asumía que las opciones de podio de los hermanos Schleck pasaban por sacar partido de la primera de las dos llegadas en alto que quedaban. Bruyneel comentaba al término de la etapa que su intención era endurecer la carrera para preparar el ataque de Contador, aunque eso perjudicaba las opciones de Armstrong.

Andy Schleck, el segundo

Pero fue el equipo de Riis el que maduró el grupo de los favoritos y cuando empezaban a caer los frutos por su propio peso y a reducirse el elenco de favoritos fue Contador el que atacó desde lejos porque ésa era la única forma de hacer diferencias en un puerto de ocho kilómetros.

Como en Andorra, Andy Schleck fue el único que intentó seguirle y por detrás se quedó un grupo en el que Klöden tiraba al ritmo que podía seguir Armstrong. Junto a ellos, en un primer momento sólo aguantaban un impresionante Bradley Wiggins y Frank Schleck, que luego intentó saltar de lejos para sacar tiempo a sus compañeros del grupo selecto sin éxito. Deberá trabajar para su hermano, como todo su equipo, para que aventaje a los tres contrarrelojistas que le preceden en la general. Porque Contador y Andy Schleck demostraron ser los más fuertes del Tour, pero al luxemburgués le tocará ahora atacar porque Astana defenderá el liderato de Contador y el segundo puesto de Armstrong.

Enorme Astarloza

Hasta la batalla entre los favoritos de Verbier la primera etapa alpina estuvo marcada por una fuga en la que entró Mikel Astarloza, junto a Moinard y Moncoutie (Cofidis), Vandenbroeck (Silence), Cancellara (Saxo), Hesjedal (Garmin), Gutiérrez (Caisse), Fedrigo (Bouygues) y Spilak (Lampre). El sanpedrotarra intentó buscar desde lejos el triunfo de etapa y un buen puesto en la general, como en Saint Girons, pero esta vez su presencia no contó con el beneplácito de los tres equipos más fuertes del Tour. Astana quiso mantener la fuga en un margen de entre tres y cuatro minutos. y luego Liquigas se puso a trabajar fuerte por detrás y apenas pudieron llegar con un minuto al inicio de la ascensión final que Saxo Bank se encargó de anular para atrapar a Astarloza, Vandenbroeck, Spilak y Cancellara, los más fuertes de la fuga.

Por eso, el jefe de filas del Euskaltel no pudo sacar ningún provecho en la general y llegó cerca de un Igor Anton que mejoró su nivel de otros días en el puesto 21, lo que le deja 19 en la general. Tendrá que volver a intentarlo de lejos para mejorar puestos porque los que van por delante están a gran nivel.

El Tour descansa hoy en tierras suizas, y mañana, pasado y el jueves esperan otras dos etapas de montaña y una contrarreloj para definir los puestos de honor porque el primero, salvo desfallecimiento o accidente, parece ya adjudicado.