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Un tornero trató de quitarse la vida tras perder el trabajo y no poder pagar el alquiler

El pasado 30 de junio un hombre marroquí decidió lanzarse al vacío para quitarse la vida, porque, al haberse quedado en paro, no tenía suficientes ingresos para pagar el alquiler que le exigía Etxebide.

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Iñaki SALABERRI |

Hace un mes, el 30 de junio, un trabajador que había perdido su empleo de tornero mecánico decidió poner fin a la tragedia de no poder hacer frente a los gastos ordinarios de mantenimiento familiar lanzándose al vacío por el hueco de la escalera del edificio en el que reside. El hombre, A.M., de 46 años y nacido en Marruecos, reside en Gasteiz desde hace más de 20 años, está casado y tiene tres hijas menores de edad.

En una rueda de prensa ante las puertas del Departamento de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Gasteiz, SOS Racismo denunció ayer que la vivienda donde residía en régimen de alquiler A.M. pertenece al Gobierno de Lakua, y al no haber hecho frente a algunas mensualidades, la institución dependiente de Lakua, Etxebide, puso en marcha los mecanismos de desahucio, lo que, añadido a la falta de algún tipo de alternativa clara que resolviera la situación, provocó que el ahora ingresado en el hospital intentara suicidarse.

Por ello, SOS Racismo denunció al «entramado institucional como el responsable de este hecho», señalando a Etxebide como último responsable, y argumentó que «mientras a los bancos, en vez de embargarles o desahuciarles como si fueran trabajadores en paro, les dan miles de millones de euros a fondo perdido, a los trabajadores no les dan nada». Y añadió que «si un trabajador en paro tiene pocas ayudas, un inmigrante tiene mucho menos, y si es irregular aún menos».

En ese sentido, recordaron que el paro entre la población inmigrante es del 28% (sin contar los inmigrantes irregulares), cifra que triplica la del desempleo general, a lo que hay que añadir que «los inmigrantes tienen peores empleos, peores contratos y son más vulnerables», haciendo referencia a la falta de cohesión social, falta de conocimientos e información que sufren estas personas.

Volviendo al tema de la crisis, reiteraron que «en estos casos no sirve aplicar el manual o el protocolo al uso cuando una familia víctima del paro, la crisis, la falta de ingresos y la soledad social se enfrenta a sus necesidades de subsistencia diarias como bagaje y aval frente a un sistema vacío de sensibilidad y exento de responsabilidades en una crisis que, de nuevo, vienen a costear las clases desfavorecidas», a lo que SOS Racismo calificó como «violencia económica, contra la que no se hace nada». La convocatoria terminó con la exigencia de que esto no vuelva a ocurrir, «que sea el último ejemplo de que tanta institución no sirve de nada».

«La víctima de la crisis»

A.M. lleva un mes hospitalizado tras sufrir graves daños por heridas corporales y daños de carácter cerebral. Ahora se encuentra ingresado en psiquiatría por los graves daños cerebrales que sufrió. Según los últimos informes médicos, el trabajador quedará incapacitado por invalidez para el resto de su vida.

«NUEVA VIOLENCIA»

SOS Racismo calificó la situación económica actual como «violencia económica», la cual se ejerce desde la patronal y los estados contra los trabajadores «sin que nadie proteste o se concentre para exigir su extinción»

el paro

El paro entre la población inmigrante, sin contar los irregulares, es del 28%, cifra que triplica, casi, la del conjunto de la población

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