La Fura y el Orfeón pamplonés trabajan juntos
Ni ópera, ni concierto... cantata sensorial
El consagrado Orfeón Pamplonés y la rompedora compañía catalana la Fura dels Baus se funden para ofrecer una función espectacular: la cantata «Carmina Burana», de Carl Orff. Con una puesta en escena que combina imágenes, efectos especiales, incluso fragancias primaverales, su estreno inaugurará la Quincena Musical de Donostia.
Ane ARRUTI | IRUÑEA
Un gran cilindro de tul de diez metros de diámetro ocupará el escenario del Kursaal los próximos 4 y 5 de agosto. En escena, la nueva producción de la Agencia Camera: el «Carmina Burana» de La Fura dels Baus. Junto a los catalanes, las voces navarras del Orfeón Pamplonés y la música de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Las entradas para la primera sesión ya están agotadas y quedan algunas pocas para la segunda. Ajenos a la expectación que están suscitando, los ensayos de este espectacular montaje marchan a buen ritmo en el pabellón Anaitasuna de Iruñea.
El espectáculo estará formado por cuatro círculos. Los músicos de la orquesta, dirigidos por Alejandro Posada, estarán envueltos en el cilindro de tul y las voces del Orfeón se situarán en los laterales: las mujeres a la izquierda y los hombres a la derecha. Un segundo círculo, de cerca de veinte metros, abarcará todo el escenario; el tercero, la platea y el cuarto envolverá el auditorio.
No es la primera vez que los pamploneses comparten escena con La Fura. Hace cinco años estuvieron juntos en Alemania. «Estábamos buscando un coro no profesional y éste nos iba como anillo al dedo. Tenía que ser un coro dispuesto. Normalmente un coro profesional, si canta, no quiere hacer nada más y queríamos a alguien con ilusión. En la experiencia anterior de Alemania tuvimos muy buen feeling y aquí estamos de nuevo», comentó ayer Carlus Padrissa, director artístico de esta cantata escénica y uno de los miembros fundadores de la Fura dels Baus, compañía que nació en 1979.
«Un espectáculo sensorial, musical y teatral, vital y enérgico», así lo define Padrissa, quien ha realizado giras por los cinco continentes y en 1992, dirigió junto a Alex Ollé la pieza «Mar Mediterrani, mar Olímpic», obra que inauguró los Juegos Olímpicos de Barcelona y que fue visto por más de 3.500 millones de personas por televisión.
En los últimos diez años, La Fura está sumergida en la reinterpretación del mundo de la ópera. «Se trata de hacer un nuevo género, la cantata escenificada. Veíamos que había este vacío. Por un lado, tienes la gran ópera, que te pueden costar unos 120 euros la entrada. Por otro lado, están los conciertos que, sí que hay muchos, pero falta esa cosa intermedia», explicó. Para ello, en esta ocasión han elegido la cantata de «Carmina Burana» de Carl Orff. «Esta obra, precisamente, que es un clásico moderno, es corta y cada tema es un hit -a todo el mundo le suena-, es la pieza ideal para crear esto que estamos buscado, este híbrido. Es como un pequeño pastelito, que entra muy bien».
Los que conocen a La Fura ya saben que no se conforman con una simple escenificación de un concierto. «Venimos de la tradición de las representaciones medievales, ancestrales... Aquí usamos todo lo que hemos aprendido en todos estos años para el bien de esta música. No es que nos limitemos, sino que hacemos lo que trata el guión, pero por tierra, mar y aire: las cantantes salen volando en las grúas, tenemos vino en una especie de taberna, unos duendes dentro del agua... Aprovechamos los treinta años de experiencia para hacer un espectáculo fresco, sin muchas pretensiones y con un presupuesto limitado, para conseguir que las entradas no sean demasiado caras...».
Sin adelantar todas las sorpresas, Padrissa aseguró que que va a ser un espectáculo dirigido al disfrute de los cinco sentidos: «El oído ya lo tenemos con la música, la vista la hemos creado nosotros con los vídeos y las luces, además del vestuario, que estará muy trabajado. En cuanto al olfato, en un momento un perfume de lavanda se esparcirá por todo el escenario. Luego ya el tacto: a cada uno le dejamos que haga lo que quiera con sus manos y con su pareja, y el gusto vendrá después».
La obra estará dividida en cuatro partes: la Fortuna, la Naturaleza, la Taberna y el Amor. En las dos primeras, una luna gigante, cascadas de agua o flores serán los protagonistas, mientras que en la tercera, se homenajea al vino con un vaso gigante de agua de 1.000 litros de capacidad. La sensualidad y el erotismo se encargan de cerrar la cuarta parte.
Quienes más han tenido que cambiar sus hábitos de hasta ahora han sido, sin duda, los miembros del Orfeón Pamplonés. De cantar en posición estática, se han visto envueltos con luces, proyecciones, incluso han tenido que escenificar y añadir movimientos que hasta ahora nunca habían realizado. Tal y como nos contaba el director del Orfeón, Igor Ijurra, «los coros generalmente no hacemos movimiento, pero creo que nos va a venir muy bien el hacer escena. Primero, por el mero hecho de hacerlo, que es muy importante, pero también porque nos va a aportar madurez. El perder esa vergüenza al movimiento es un paso más en el crecimiento artístico al coro».
En esta ocasión, es difícil separar la parte musical de la parte teatral. Todo va unido y son los mismos cantantes los que se convierten en actores. «Es una obra muy rítmica, con muchos cambios de tempo que lo hacen complicado. Pero además el coro también sale fuera y eso lo complilca, pero esto es lo que trae la escena. Es una obra diferente, porque tenemos a La Fura, que son, sin duda, unos números uno en su gremio». Lejos de que toda esta parafernalia relegue a la música y a la voz a un segundo plano, según Ijurra «la obra va a ganar mucho con los mecanicismos y las proyecciones».
En ese mundo de la escenificación se han visto involucrados los tres solistas que intervienen en la obra: la soprano Amparo Navarro, el barítono Thomas Bauer y el contratenor Xavier Sabata tendrán que adaptarse a cantar a una altura de siete metros, elevados por una grúa.
El cambio será manifiesto igualmente para las doce mujeres del Orfeón, que van a tener que hacer muchos más movimientos que el resto. «Lo hacen con mucho entusiasmo y, desde mi posición de director de coro, creo que lo hacen muy bien para no haberlo hecho nunca antes», opinó Ijurra. Padrissa, por su parate, destacó que «es un coro aficionado; esto es, trabajan por afición y por eso les hemos seleccionado. Las doce muchachas que realizan movimientos por el escenario, la verdad es que lo han aprendido en una semana de trabajo».
Con el estreno el día 4 en el Kursaal, en la inauguración de la Quincena Musical de Donostia, La Fura dels Baus y el Orfeón Pamplonés comienzan una andadura que tienen previsto que dure cinco años. «Ya nos conocíamos de antes, pero esto es más propio nuestro», comentó el presidente del Orfeón, Javier Orella. «Es un proyecto para cinco años, que pretende visitar los auditorios más importantes del Estado español y de toda Europa», añadió.
Con este nuevo género de cantata escenificada, tanto La Fura como el Orfeón pretenden llegar a un público más amplio. «Para nosotros tiene una importancia tremenda, cambia el acceso que pueda tener el Orfeón a un tipo de público diferente a lo que es el clásico de los conciertos, un público más de espectáculos, más joven, que acude a los musicales que ahora están tan de moda» Así lo resumió Padrissa: «Tenemos una buena música, tenemos un buen coro, nosotros le vamos a meter unas buenas luces y un buen vídeo y la suma, la explosión, va a ser espectacular. No son dos más dos, cuatro, sino dos más dos, veintidós».
Los tres solistas tendrán que cantar subidos a una grúa, a siete metros de altura. En el montaje también se incluyen proyecciones o un vaso gigante de agua con una capacidad de 1.000 litros, en el que se introducirán varios duendes.
«Creo que nos va a venir muy bien el hacer escena. Va a aportar madurez al Orfeón. El perder esa vergüenza al movimiento es un paso más en el crecimiento artístico del coro», destacó el director del Orfeón Pamplonés, Igor Ijurra.