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Guzmán Ruiz Garro Consejero General de Personal de BBK

La compra de otra entidad por parte de la BBK, para nada bueno

Cada cual explica las cosas como le conviene y echa la culpa al rival político, en un juego que poco o nada tiene que ver con propiciar que la entidad resultante sirviese para mejorar la situación de la gente de a pie o que sea el embrión de un sistema financiero propio

Pocas lecciones parece que han sacado los dirigentes de la BBK de los diferentes procesos de fusión que se han iniciado en las cajas vascongadas desde hace ya más de una década y que, por partidismo y falta de miras, se han frustrado.

Cuando se ha pretendido juntar a las cajas de los tres herrialdes, y en la última ocasión solamente a la BBK y a la Kutxa, sin ponerse de acuerdo la mayoría de los interlocutores necesarios en unos mínimos que despejen las incógnitas de para qué y al servicio de quién se llevaría a cabo la creación de una gran caja vasca, ocurre que no se suman las suficientes adhesiones y se frustra el proyecto, porque lo que se ha buscado en realidad, más que el llamado interés ciudadano, es seguir mandando y controlando la que sería la principal entidad financiera del país. Llamativo también es el caso de la Caja Navarra, con la que ni siquiera se ha contado. Y no se entiende el porqué, si ahora incluso quieren comprar en Levante o en cualquier otro sitio.

Luego cada cual lo explica como le conviene y echa la culpa al rival político, en un juego que poco o nada tiene que ver con propiciar que la entidad resultante sirviese para mejorar la situación de la gente de a pie o que sea el embrión de un sistema financiero propio que nos haga más fuertes.

Volviendo al hilo de lo poco que se rectifican errores pasados, el presidente entrante de la BBK nos habla de la conveniencia y la oportunidad de aumentar el tamaño de la Caja, aprovechando la reestructuración impulsada por el Banco de España. O sea, que, al menos en un futuro próximo, no se va a propiciar un nuevo intento de fusión y que la vía de «la conquista de España», parida por el Sr. Irala, que ha llevado al reciente cierre de oficinas de la denominada expansión y al despido de trabajadores o, en el caso de la una entidad vecina, a algún que otro tipo multimillonario, tampoco es ya válida.

Sabido es que el PNV, que ha perdido poder al salir del Gobierno vasco, controla férreamente la BBK copando prácticamente todos los puestos en la Ejecutiva, la Comisión de Control y el Consejo de Administración. Y es la Caja vizcaína la que le sirve de plataforma para diseñar diferentes estrategias que mantengan su influencia.

Desde mi modesta opinión, y en calidad de interlocutor sindical que fui en la fallida unión de Kutxa y BBK, ésta se frustró porque el PNV no quiso o no se atrevió a pactar con los sindicatos ELA y LAB cuál sería el marco de negociación de la futura caja. Un acuerdo de estas características habría contado a buen seguro con los votos suficientes por la influencia y capacidad de arrastre que se hubiese generado. Les perdió la soberbia y la prepotencia y desaprovecharon una ocasión que, antes de lanzarse a aventuras presididas por ideas y modelos exclusivamente mercantilistas de compras de otras entidades que romperían la tradicional adscripción territorial, deberían reconsiderarla de nuevo como la solución más factible -si es verdad que hay que doblar la cuota de mercado y estar por encima de 50.000 millones de activos para supervivir-. Y sigue siendo la más viable porque la integración de las tres cajas, BBK, Kutxa y Vital, requiere de la modificación de la Ley de Cajas en el Parlamento vasco y, en este momento, y salvo acuerdo con el PSOE o PP, no es posible por lo menos a gusto de una mayoría suficiente.

Considerando que poco o nada pinta un partido denominado abertzale metiéndose en aventuras sin garantías y que podríamos vernos arrastrados al mismo precipicio de las entidades en dificultades, las consecuencias inmediatas de la conversión en una caja de ámbito español provocarían ya cierta deslocalización de las decisiones estratégicas, la entrada de nuevos agentes e instituciones en los órganos de gobierno, las obligadas inversiones en la Obra Social fuera de Euskal Herria, muchas dificultades en la negociación colectiva con la posible pérdida de derechos laborales y, sobre todo, el abandono definitivo por parte de la dirección de la BBK y de quienes les sustentan del ideario de que una caja vasca debe servir para fortalecer y proteger nuestro tejido productivo, para que redunde en una mejor calidad de vida de los y las ciudadanas de Euskal Herria, como herramienta imprescindible para la emancipación de nuestra nación.

Esta última fase no es de cosecha propia. Es la cita exacta de lo dicho por el Sr. Urkullu en el 114 aniversario de la fundación del Partido Nacionalista Vasco. Por una vez, seamos consecuentes.

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