Ayer, a las 17.00 horas, comenzó una de las tradiciones más alegres de las fiestas de Gasteiz: el paseíllo de los blusas y las neskas. Ataviadas con sus reconocibles ropajes, acompañadas de las txarangas, y haciendo uso de los más inverosímiles modos de transporte, las cuadrillas marcan en rojo este acto todos los días. Famoso por el ambiente y por el gran número de gente que atráe, es un recorrido que empieza en la plaza nueva, donde aguardan todas las cuadrillas esperando su turno para iniciar el paseo. El trayecto abarca las calles Dato y Florida y termina en la Plaza de Toros, aunque para cuando empiezan los toros no ha partido toda la comitiva.

Ayer, aprovechando el buen tiempo, muchas personas asistieron al paseíllo, haciendo una gran fila a los dos lados de las calles, sentadas en terrazas o de pie. Entre ellos había varios grupos de asombrados turistas, la mayoría inmortalizando el momento en sus cámaras y bailando. Mientras tanto, cada una de las cuadrillas derrochaba buen humor, alegría y reivindicaciones, amenizando el ambiente del centro de la ciudad con la inestimable ayuda de los nunca suficientemente reconocidos músicos que siempre les acompañan. También, suelen acudir a la cita con vehículos recién recuperados del desguace y acondicionados para poder llevar en él tiradores de kalimotxo y cerveza. Ayer, la primera de las cuadrillas fue precedida por un carro de bueyes, y una de las últimas por una furgoneta que simulaba a la del Equipo A.

Las pancartas

Todas las cuadrillas portaron sus respectivas pancartas, las cuales son muy conocidas por las diversas denuncias y reivindicaciones que realizan en ellas. Entre los temas más utilizados este año se encuentran la alianza entre PP y PSOE que permitió ser lehendakari a Patxi López, la situación de Trebiñu y las obras de la ciudad, recordando también el tranvía y la central nuclear de Santa María de Garoña.

Entre las pancartas se pudieron leer lemas como los que hacían alusión a la futura estación intermodal, apuntando que será ubicada «en el cielo, provisional o soterrada». También hubo pancartas que hicieron alusión al pensamiento de un tal «Rudolf Ares» y sus irrefenables impulsos censores, así como a «los ppleles», con Antonio Basagoiti y Patxi López dibujados colgando de cuerdas como si fueran marionetas. Asimismo, fueron mencionados los temas del descenso del Alavés, la violencia machista y el conflicto entre Palestina e Israel, entre otros.

Quien quiera espectáculo, hoy tiene una nueva cita.