Moscú acusó ayer a Washington de seguir suministrando armas a Georgia y animar así a su presidente, Mijail Saakashvili a cometer una nueva «agresión» en vísperas del primer aniversario del inicio de la guerra ruso-georgiana.

«Según nuestros datos, el suministro de armas desde EEUU continúa, lo cual es preocupante y nos obliga a tomar las medidas correspondientes», señaló el viceministro ruso de Exteriores, Grigori Karasin, en una comparecencia ante la prensa. Aseguró que EEUU «no es el único que envía armamento a Georgia» aunque declinó citarlos.

El jefe adjunto del Estado Mayor ruso, Anatoli Nogovitsyne, por su parte, consideró que la rearme de Georgia significa que Tbilissi se prepara para un nuevo ataque. «Georgia se rearma», indicó el general Nogovitsyne, quien opinó que Tbilissi tiene una capacidad militar similar o incluso «superior» a la de un periodo de preguerra. «La experiencia demuestra que si se rearman, lo hacen con el objetivo de una agresión», sentenció.

Después del conflicto armado del pasado verano, «el Ejército georgiano estaba desmoralizado, pero las autoridades georgianas se han animado gracias al apoyo exterior, a la financiación y a las declaraciones de varios países occidentales», manifestó Nogovitsyne, apuntando a EEUU.

Durante su visita a Tbilissi el 23 de julio, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, admitió que Washington, que equipó y entrenó a las tropas georgianas antes de su agresión contra Osetia del Sur de hace un año, trabajaba actualmente con Georgia para«mantener sus fuerzas armadas».

El Gobierno de Georgia calificó de «ridículas» las acusaciones rusas y explicó que está en contacto con EEUU para aliviar las tensiones en la zona. Washington, por su parte, afirmó que se centra en la reforma y profesionalización del Ejército georgiarno y no en proporcionar material bélico.