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Turquía permite a Rusia el paso del gasoducto South Stream por sus aguas

El Gobierno de Ankara permitirá que el gasoducto South Stream, impulsado por Rusia y rival del proyecto Nabucco que promueven la Unión Europea y Turquía, pase por las aguas turcas del mar Negro, pero evitando a Ucrania, cuyas autoridades mantuvieron un fuerte enfrentamiento con Moscú por el precio del gas. Está previsto que los estudios y exploraciones empiecen en noviembre.

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Rusia y Turquía acordaron ayer intensificar su mutua cooperación en materia energética, firmaron 15 protocolos de colaboración, y Moscú recibió el permiso para que su gasoducto South Stream, competidor del paneuropeo Nabucco, transcurra por aguas turcas.

«Las negociaciones no han sido fáciles, hemos tenido ciertas dificultades, pero finalmente hemos llegado a un acuerdo en todos los temas», reconoció el primer ministro ruso, Vladimir Putin, tras una jornada de arduas negociaciones con el Ejecutivo turco presidido por el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, celebradas ayer en Ankara y en las que también participó el jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi.

Pero finalmente Putin logró el permiso de Ankara para que el consorcio estatal ruso Gazprom comience las exploraciones destinadas a comprobar si el gasoducto South Stream, en el que también participa el grupo italiano ENI, pueda transcurrir por las aguas del Mar Negro bajo control de Turquía.

South Stream es un proyecto que, según los analistas occidentales, supone una respuesta competitiva al Nabucco, ideado para reducir la dependencia energética europea de Rusia y promocionado por la Unión Europea (UE).

El gasoducto planeado por Gazprom deberá unir la estación rusa de Beregovaya con Varna (Bulgaria) y tendrá diversificaciones a Italia a través de Grecia y a Europa central por Serbia y Hungría.

Nabucco, cuyo plan de desarrollo fue aprobado en julio en Ankara por las compañías de los países implicados, conectará la terminal de Erzurum (Turquía), adonde ya llega un gasoducto procedente de Azerbaiyán, con la de Baumgarten an der March (Austria) mediante una tubería de 3.300 kilómetros a través de Bulgaria, Rumanía y Hungría.

Sin embargo, Putin restó trascendencia a las críticas que afirman que los dos proyectos no podrán convivir en un mismo espacio. «Los dos proyectos son importantes para los consumidores y el South Stream no bloquea al Nabucco. La competencia entre los dos proyectos es escasa», dijo.

«No hay rivalidad, sino que son dos proyectos alternativos. Debemos verlos como diversidad, por lo que aumentarán la seguridad energética (europea)», afirmó por su parte Erdogan.

A cambio del permiso para que el gasoducto South Stream pase por aguas turcas, Putin explicó que Rusia ha accedido a prolongar el acuerdo de exportación de gas a Turquía y a revisar los precios de esa fuente energética en beneficio turco.

De hecho, Turquía importa dos tercios de su gas de Rusia, lo que ha convertido al país eslavo en el primer socio comercial de los turcos.

«Estamos muy contentos del nivel que han alcanzado nuestras relaciones comerciales», se felicitó Erdogan y recordó que el volumen comercial entre ambos países alcanzó los 40.000 millones de dólares.

Moscú aceptó asimismo prolongar el gasoducto Blue Stream, que transporta anualmente 16.000 metros cúbicos de gas ruso al norte de Turquía, hasta el sur del país, de forma que Ankara pueda distribuir esa energía a Siria, Líbano, Israel y la parte turca de Chipre.

Además, Rusia entrará en el consorcio que desarrolla el oleoducto entre el puerto de Samsun, norte de Turquía, y la terminal petrolera de Ceyhan, en el sur, un proyecto en el que ya participa la italiana ENI.

En opinión de Putin, Turquía está en camino de convertirse «en un importante país de tránsito» de energía.

También firmaron un acuerdo de cooperación nuclear con fines pacíficos.

Moscú rechaza unirse a la Carta Energética y a su protocolo

El primer ministro ruso, Vladimir Putin, ha firmado un decreto por el que Rusia renuncia definitivamente a unirse a la Carta Energética, anunció ayer el Gobierno en un comunicado.

«Rusia no se siente obligada a no tomar decisiones que socaven el contenido del documento y su protocolo, y sus objetivos», señala la nota, según las agencias rusas. Moscú ya ha informado al Gobierno de Portugal sobre la decisión, ya que el acuerdo internacional fue suscrito en Lisboa en diciembre de 1994.

Rusia, que firmó pero nunca ratificó la Carta, cree que ya no es válida para regular su relación con la UE.

Putin opina que debe ser reemplazado por el pacto energético propuesto en abril en Helsinki por el presidente ruso, Dmitri Medvedev, que «crearía una base legal que tendría en cuenta los intereses de todos los participantes: productores, países de tránsito y consumidores». En virtud de ese pacto, proveedores y consumidores compartirían la responsabilidad por el tránsito de los hidrocarburos por territorio de terceros países y acordarían inversiones conjuntas en las redes de gasoductos y oleoductos.

La UE mantiene que Rusia debería ratificar la Carta Energética, mecanismo de cooperación entre el Oeste y el Este de Europa, aduciendo que el acuerdo propuesto por el Kremlin no anula el espíritu y la letra de la Carta, pero Rusia cree que ésta es perjudicial para los intereses de los países productores y la considera incapaz de prevenir conflictos como su «guerra del gas» con Ucrania.

Moscú denuncia que la Carta Energética busca asegurar a la UE el libre acceso a las reservas rusas y sus redes, mientras Europa bloquea las inversiones rusas y las compras de activos en los Veintisiete. GARA

energía nuclear

También en el campo de la energía atómica, ambos países firmaron un acuerdo de cooperación con fines pacíficos. Además, Turquía ha concedido la construcción de la primera central nuclear al consorcio formado por dos empresas rusas y una turca.

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