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EL ATHLETIC EN EUROPA

El Athletic subsana sus errores y se acerca a la Europa League

El Athletic superó su primer escollo europeo y ya sólo una eliminatoria le separa de uno sus principales objetivos del año, la disputa de la Europa League. El rendimiento del equipo bilbaino mejoró ostensiblemente lo que, unido a un Young Boys menos acertado que el que había visitado San Mamés, se tradujo en victoria y clasificación para el Athletic. Llorente y Muniain -que se convierte en el goleador más joven de la historia rojiblanca- firmaron los goles.

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Amaia U. LASAGABASTER

athletic

2

YOUNG BOYS

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Ni la piedra ni el hombre fueron los mismos y el Athletic evitó esta vez el tropiezo. Con una imagen muy mejorada respecto a la que ofrecieron en San Mamés y un rival menos acertado que entonces, los rojiblancos lograron un triunfo que les sitúa en la última eliminatoria previa a la Europa League. Hoy conocerán el rival que les separa de uno de los principales objetivos de la temporada.

Como es habitual, el 1-2 que reflejaba el marcador del Stade de Suisse a las once y media de la noche, resumía un compendio de méritos y deméritos. El Young Boys, por un lado, no remojó sus barbas y cayó en una trampa similar a la que ocho días antes condenó al Athletic a la derrota. Entonces fueron los rojiblancos los que, aparentemente, se dejaron engañar por el cartel de modesto con el que llegaba su rival, para acabar rojos de vergüenza y blancos por el disgusto. Hoy son los suizos los que penan, en cierta medida, por soberbia. Por muy cauteloso que sonase la víspera el discurso de Vladimir Petkovic, la ventaja, el escenario y la mala imagen ofrecida por su rival en la ida provocaron que el Young Boys saltase al campo, si no un tanto crecido, sí demasiado tranquilo. Tuvo que recibir un gol para meter otra marcha y entonces fue el acierto lo que le faltó. Sobre todo en una recta final en la que la mínima ventaja y el empuje local hicieron sufrir de lo lindo a la familia bilbaina.

Lógicamente, el Athletic también tuvo, por otro lado, algo que decir en la resolución del partido. A los rojiblancos hay que agradecerles no sólo el esfuerzo físico, que se da por supuesto, sino su intento por llevar a la práctica la receta que venían pregonando en los últimos días. Con resultado irregular, pero el Athletic trató de hacerse con el balón y llevar la iniciativa; también de buscar el gol que necesitaba de manera imperiosa sin dejarse llevar por las urgencias.

Lo que pareció insuficiente en el primer tramo del choque. Conscientes del nulo efecto que produjeron los balonazos en el partido de ida, los bilbainos tocaban y tocaban, pero rara vez lograban superar el perímetro de seguridad del área helvética. La cosa pareció ponerse aún peor mediado el primer tiempo, cuando a la inofensividad se le unieron los errores. Primero los centrales y un par de minutos después Iraizoz -que acabó haciéndose perdonar de sobra- se liaron la manta a la cabeza, ante quién y ante Doumbia. Por fortuna, ni el costamarfileño ni sus acompañantes estuvieron acertados en esta ocasión.

La cercanía de la tragedia espoleó al Athletic, que pareció encontrar la chispa que había echado en falta hasta entonces. Con Susaeta más cerca de lo que siempre se espera del eibarrés, el peligro empezó a llamar a la puerta Wölfli. Y acabó entrando, con dos de los lujos de este equipo de por medio, la zurda de Yeste y el juego áereo de Llorente. El primero colocó una falta en el área y el segundo la cabeceó a gol.

La eliminatoria se igualaba en el marcador, pero ya sonreía al Athletic, que ahora se sabía definitivamente capaz de alcanzar su objetivo y para el que los goles, por el factor campo, valían ya el doble que para su rival. Una novedad que se le atragantó a su rival que, incapaz de reaccionar, no volvió a acercarse a Iraizoz hasta el descanso -excepción hecha de un cabezazo de Mardassi que atajó el navarro sin problemas- e incluso dio muestras de nerviosismo con algún error de bulto en la recta final del primer tiempo.

El encuentro cambió ligeramente tras el descanso. El Athletic seguía necesitando un gol para superar la eliminatoria, pero la presión había desaparecido. No todas las consecuencias fueron positivas. Los rojiblancos se veían más seguros, sí, pero cedieron buena parte de la iniciativa a los suizos y recuperaron una tendencia al balón en largo que, visto estaba, no parecía la mejor táctica ante el Young Boys. Por suerte, los gualdinegros seguían rumiando su disgusto y no acabaron de despejarse hasta recibir otro golpe.

Lo asestó Iker Muniain, que así pulverizaba otro récord. Curiosamente, su entrada al campo no pareció un buen augurio, teniendo en cuenta que sustituía al que había sido el mejor hasta entonces, Markel Susaeta, dolorido tras ser acribillado a faltas. Sólo necesitó tres minutos para convertirse en uno de los hombres del partido -y, una semana después de debutar, en el jugador más joven que anota un gol con la camiseta rojiblanca en competición oficial-. Primero participó en la jugada que desembocó en saque de esquina y en ese córner sentenció la eliminatoria, con una volea en el segundo palo.

Pese a todo, a sufrir

No todo podía ser de color rosa, así que al suspiro de alivio le siguieron los de sufrimiento. Porque el Young Boys tiró de todo lo que tenía a mano, físico, rabia y la calidad de Doumbia, para buscar la remontada.

A Iraizoz le tocó erigirse definitivamente en otro de los hombres de la noche, culminando la desesperación de un rival que acabó el encuentro, precisamente, desquiciado. Lo pagó Yapi, que vio la roja directa, y también las piernas de los rojiblancos, aunque la alegría por el objetivo logrado se convirtió en el máspotente analgésico.

Caparrós destaca el trabajo y el convencimiento

Dos fueron las claves del encuentro -además de la fortuna en momentos puntuales-, en opinion de Joaquín Caparrós: el trabajo y la confianza del equipo.

«Veníamos con la cabeza alta -explicó-, sabiendo que quedaban noventa minutos. Veníamos muy motivados, sabiendo de las dificultades que íbamos a tener, como hemos tenido, pero convencidos de que si el equipo estaba a su nivel, íbamos a pasar».

Junto a la convicción, «el trabajo. Yo creo que al principio hemos podido sorprenderles. Hemos tenido la posesión, nos hemos adaptado al terreno, hemos tenido fortuna en momentos importantes del partido, que también hay que tener en cuenta. Estamos contentos porque, una vez más, el equipo ha demostrado que es un equipo ganador». «Un equipo -prosiguió- que ha asumido que no jugamos bien en San Mamés, sobre todo los primeros 45 minutos, y que durante toda la semana ha trabajado, ha tenido confianza y ha preparado el partido a tope».

Iker Muniain, por su parte, se reconoció «muy contento y emocionado, aunque lo importante es la victoria. Además, el mérito es de todos; sin mis compañeros no habría marcado. Hay que reconocer el trabajo y las ganas de todos». GARA

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