El Departamento de Estado de Estados Unidos se declaró imparcial en la crisis suscitada en Honduras tras el golpe de Estado. En una carta dirigida al senador republicano Richard Lugar, dijo que la política de Washington «no se basa en apoyar a algún político en particular. Más bien se basa en encontrar una solución que mejor sirva al pueblo hondureño y a sus aspiraciones democráticas».

«Los acontecimientos del 28 de junio fueron precedidos por un conflicto político entre el presidente Zelaya y las otras instituciones del Gobierno de Honduras. Condenamos enérgicamente las acciones de ese día y reconocemos la insistencia de Zelaya por emprender acciones provocativas que contribuyeron a polarizar a la sociedad y llevaron a una confrontación que desató los acontecimientos que condujeron a sus destitución», sostiene la misiva.

Carga policial

En Tegucialpa, mientras tanto, la Policía cargó con gases lacrimógenos y cañones de agua contra decenas de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Los agentes arremetieron también contra varios profesores y la rectora Julieta Castellanos, cuando intentaba hacer de mediadora.

El periodista hondureño Oswaldo Martínez denunció a GARA «la reactivación de los escuadrones de la muerte, la vigilan- cia a las casas de líderes de la resistencia y la feroz censura».