La feria anual que se celebra en Getxo es una de las más esperadas por los agricultores, ganaderos y productores en general de toda Euskal Herria. Una gran variedad de productos de la tierra llenaba el centenar de puestos colocados en tres zonas de Algorta. La venta directa animó a muchos a comprar productos del país y decantarse por calidad antes que por precio.

La variedad de género atrajo a muchos curiosos que intentaron regatear los precios establecidos: «Si los quieres baratos, tienes a dos euros el kilo de tomates en el súper, pero no son de la misma calidad», respondía un ecoagricultor de Berango a los aspirantes a compradores.

Ander y Alain son jóvenes agricultores que han apostado por el cultivo biológico. Para sus productos no utilizan productos químicos, sino que crean un abono natural a partir de las distintas hierbas que crecen en su huerta. Explican que es difícil vivir de la agricultura biológica y que no hay ayuda suficiente para el sector. Y hacen la observación de que «la gente cada vez se conciencia más sobre su salud alimenticia».

En el puesto de Iñaki Azpeitia se encontraban otros dos jóvenes que también optan por los productos ecológicos del país. Procedentes de Bermeo, traían 200 kilos de tomates variados además del resto de hortalizas que cultivan. Frecuentan ferias ecológicas donde presentan sus productos elaborados con abonos ecológicos. Todos los feriantes en general coincidían en que «esta feria da buen resultado, pero no es suficiente». La agricultura biológica es complicada por que dependen del clima y sólo les permite ofertar los productos de temporada.

«El txakolí este año ha salido muy bueno». «Los tomates. desde 1,80 a 3,50 el kilo». «¡Y los pimientos sin gabardina!», anunciaban a gritos los feriantes, empeñados en llegar a las cifras de ventas del año pasado a pesar de la persistente crisis económica y también de la lluvia que se prolongó durante toda la jornada de ayer.

«Hay mucho género traído de fuera», explicaba sotto voce un feriante: «Te traen unas alubias de Chile, las limpian y las venden como si fueran de Gernika».

Un grupo de amamas, que año tras año visitan la feria de San Lorenzo, mencionaban que las alubias «parece que están un poco caras», pero que los precios del año pasado se han mantenido. A esta cuadrilla de mujeres no le gusta regatear: «Noso- tras también hemos sido vendedoras, ¡de la plaza de Portugalete!», explican. Mientras pasean por la feria, recuerdan cómo llevaban las cargas en burro y suspiran por «aquellos tiempos, cuando vendíamos las vainas y las patatas a 6 reales». Comparando las ferias de entonces con las actuales, opinaban que «ahora sí que se ve dinero; antes, vender 20 duros era muchísimo». A su parecer «los jóvenes de hoy en día son muy señoritos, no se manchan las manos». Y aportaban como prueba que sus hijos «han sido listos y no se han dedicado a esto». Entre risas continúan su vista a la feria mientras se recuerdan las unas a las otras expresiones como «¡angula de Butrón, a 5 duros!».

Para las 5.00 de la mañana se habían despertado Adela Andikoetxea y su marido para poder llegar media hora más tarde a Getxo y organizar sus puestos. Habían cargado la furgoneta la noche anterior con al menos 600 kilos de hortalizas. Adela explicaba que lleva «veintitantos años viniendo a San Lorenzo», y añadía que también asiste a todas las ferias de Bizkaia. Su marido, tras hacer cálculos de la cantidad de plazas por las que pasan, explicaba que «es muy esclavo, la agricultura requiere mucho esfuerzo».

Hortalizas de urduliz

A mediodía, el jurado dio a conocer los nombres de los ganadores de cada categoría. En el concurso de flores y plantas, el premio se lo llevó María Jesús Viteri, vecina de Urduliz. El premio al mejor queso fue para Ricardo Murias, de Muskiz. El correspondiente al mejor produc- tor del país se lo dieron a Juan Antonio Zabala. Y el concurso de hortalizas lo ganó la citada Adela Andikoetxea, que vino a Getxo con la furgoneta llena de 60 productos distintos que cultiva durante todo el año en su baserri en Urduliz.

Este año, aun con lluvia, la feria ha resultado exitosa. El ambiente se completó con música de triki y txalaparta de cuando en cuando. Por otro lado, los olores de los productos frescos se prolongaron todo el día, mientras el txakolí y la sidra ayudaban a muchos presentes a bajar el talo y los pinchos del medio día. Y al final, como todos los años, no faltó el concierto de coro Biotz Alai.