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«Hay un grandísimo repertorio vasco que nunca se canta»

Carlos Mena

Contratenor

El gasteiztarra Carlos Mena se ha ganado un gran prestigio internacional como una de las voces de contratenor más bellas y flexibles del momento. Formado con René Jacobs en la Schola Cantorum de Basilea, y tras pasar por las salas más importantes del mundo, como el Konzerthaus de Viena o el Metropolitan de Nueva York, Mena vuelve a la Quincena Musical donostiarra para dos recitales de características muy diferentes.

Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

Mena protagoniza esta tarde, junto a Mensa Harmonica, un conjunto de instrumentos originales formado mayoritariamente por donostiarras, un recital en torno a la música vocal de Haendel, autor homenajeado por esta edición de la Quincena Musical.

Va a ofrecer un recital monográfico en torno a Haendel. ¿Qué particularidades va a tener?

Haendel es un compositor bastante estereotipado para el público en general, que desconoce la gran riqueza de su producción. Y como ni yo ni el grupo queríamos hacer un programa estereotipado, decidimos plantear un programa que gira en torno a cuatro cantantes castrados de la época de Haendel, con los que el compositor tuvo relaciones de diverso tipo, a veces buena, a veces mala. Son cuatro personalidades muy diferentes que intentaremos reflejar por medio de las arias características que Haendel escribió para sus voces.

¿Quiénes son y cuáles son esas diferencias?

Senesino, que fue uno de los cantantes más famosos de su época, poseía un canto muy dúctil y con un gran riqueza expresiva, que le permitía modelar muy bien los afectos y los sentimientos. Luego se encontraba Nicolini, que era un gran virtuoso, tenía una enorme tesitura tanto en graves como en agudos y, aunque no era un buen actor, tenía una gran presencia escénica. En una representación llegó a matar un león auténtico sobre el escenario. Sobre el señor Serafini no se conocen excesivas cosas, pero, por la manera que tiene Haendel de componer para él, se adivina un cantante de una enorme expresividad y flexibilidad vocal. Cabe también la posibilidad de que no fuera un castrado, sino un contratenor, pero que mintiera para ganar más dinero. El recital termina con una aria fetiche de los castrados de la época, muy virtuosa y muy rápida, que cantaba Il Lucchesino, un cantante muy enfermizo, algo habitual en los castrados, que arrastraban durante toda su vida los desarreglos de la operación brutal a la que eran sometidos.

Esta manera de diseñar un programa es, desde luego, atípico.

Nuestra inquietud es la de no escoger programas muy típicos. Para nosotros, como intérpretes, el espectro en el que podemos basar programas es amplísimo, mucho más de lo que llega al público. Hay muchas maneras de ver a Haendel: podemos programar la música del Haendel italiano, del inglés, o hacer todo un programa sobre los arreglos que han hecho otros compositores de la música de Haendel. Todavía hay muchísimo terreno que llevar al conocimiento del público.

Usted va a intentar reflejar en su actuación las maneras de cantar de cuatro de los más grandes castrados de la historia. ¿No es esto un órdago por su parte?

Es una cuestión de filosofía de vida. Hay muchos cantantes, sobre todo de ópera, que lo que buscan sobre todo es dejar su impronta en el papel que interpretan. A mí, sin embargo, me interesa más investigar cuáles son las improntas que dejaron estos cuatro castrados de gran personalidad y ver en qué manera pueden aportar riqueza a mi manera de cantar y de ver la vida. En este recital, aunque parezca pretencioso, voy a intentar no imponer mi perspectiva de cada aria. En el último aria, por ejemplo, que es super virtuosa, voy a tener que pasar totalmente de la expresión del texto, a la manera en que lo hacía Il Lucchesino.

En el recital que ofrecerá el próximo día 30 en Chillida Leku va a abordar un programa radicalmente diferente, con música principalmente vasca y del siglo XX.

Cuando me decidí a cantar como contratenor tuve cierta pena, porque iba a haber mucho repertorio que no iba a poder interpretar, prácticamente toda la producción vocal desde el Clasicismo al siglo XX. Afortunadamente, la voz de contratenor ha evolucionado técnicamente y con ella ha aumentado también su demanda en el mercado, y ya se nos pide también mucho repertorio de contralto. Un día, en casa y con mi mujer, que es pianista, empecé a probar con diversos lieder, de una manera vivencial y sin ningún interés profesional. Al hacerlo en casa tenía también mucha libertad para probar y ver qué cosas fusionaban mejor con mi tipo de voz y que otras, definitivamente, no; por ejemplo, Falla. Y así, en un momento dado me di cuenta de que había un grandísimo repertorio vasco que nunca se cantaba. Me propusieron hacer un disco para Harmonia Mundi y me sumergí entre la inagotable cantidad de música que tienen conservada en Eresbil para formar un programa con compositores vascos del siglo XX, canciones de Isasi, Zubeldia... El disco ha tenido cierta repercusión y éxito comercial, y ahora es el momento en que Aita Donostia se escucha en la radio de Bélgica.

Lo que aquí se nos pasa desapercibido tiene éxito en el extranjero.

Tenemos muchos prejuicios a la hora de valorar nuestro patromonio cultural. Y los políticos no ayudan. Para ellos una catedral es patrimonio cultural, pero el archivo y la música que hay dentro de esa catedral, no. Eso es una rémora inmensa.

Parece que esta edición de Quincena Musical donostiarra es la de los contratenores. ¿Qué opina del momento que están viviendo los contratenores, y de los tres colegas suyos que también actuarán en la edición en curso del certamen donostiarra?

La pregunta se podría redirigir a José Antonio Echenique. El ha tenido cierta sensibilidad para percibir que algo está pasando con los contratenores. La realidad es que, en estos momentos, hay una diversidad que no había hace cinco años siquiera y conviven estéticas y resultados artísticos muy variados. Como ejemplo, los tres que vienen a Quincena. José Hernández Pastor es alumno de Andreas Scholl, pertenece a una generación joven y hace muy bien el repertorio renacentista. Scholl lo ha sido todo, sobre todo en la música luterana, y ha arrojado nuevas perspectivas sobre la música de Bach. Y Bejun Mehta es un cantante de escena, un gran actor. Los tres son muy diferentes.

DISCO

«El disco que he grabado con Harmonia Mundi ha tenido cierta repercusión y éxito comercial, y ahora es el momento en que Aita Donostia se escucha en la radio de Bélgica»

CASTRAdOS

«Me interesa más investigar cuál fue la impronta que dejaron estos cuatro castrados de gran personalidad y ver qué pueden aportar a mi manera de cantar y de ver la vida»

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