62º aniversario de la frustrada independencia de Baluchistán (y III)
«Los baluches sólo tenemos dos opciones: la esclavitud o la muerte»
Kahair Bakhsh Marri
Cabeza del mayor clan de Baluchistán y líder de la resistencia baluche en Pakistán, Khair Bakhsh Marri rompe su habitual secretismo y comparte en una exclusiva entrevista a GARA su visión sobre uno de los conflictos más ignorados del mundo.
Karlos ZURUTUZA | QUETTA
La cita es en la residencia de Khair Bakhsh Marri a las afueras de Karachi, un lugar custodiado por fuertes medidas de seguridad. Los refrescos sobre la mesa y un ventilador en el techo ayudan a mitigar el calor y la humedad sofocantes de estas latitudes. Pero el zumbido de las aspas sobre nuestras cabezas se interpone en ocasiones al discurso del líder baluche. Mejor, porque una respuesta escueta es desarrollada convenientemente tras el siempre embarazoso: «¿Puede usted repetir eso último que ha dicho?».
Khair Bakhsh Marri raramente concede entrevistas aunque se acostumbra enseguida a hablar más, y más alto. Pero tan claro como siempre lo ha hecho.
Usted rechaza de plano la vía política, ¿por qué?
No es cierto. Yo rechazo la vía parlamentaria, pero considero que se puede hacer política con las armas. Partidos como el BNP (Partido Nacionalista Baluche) o el BRP (Partido Republicano Baluche) no son democráticos, ni siquiera nacionalistas. El BNP nos intenta convencer de que la vía pacífica es igualmente válida para luchar por nuestros derechos, pero de esa manera no resultan ser más que cómplices de Islamabad. Los políticos luchan por una poltrona y se convierten en agentes colaboradores, por lo que la vía parlamen- taria se demuestra del todo ineficaz y obsoleta. El BNP y el BRP podrán decirse «nacionalistas» cuando empiecen a operar como Hamas o los Tigres tamiles.
Pero participó en la política parlamentaria desde la plataforma NAP (Partido Nacional Awami) y su hijo, Balach, fue parlamentario en la Cámara Regional Baluche entre 2002 y 2007.
Nunca me arrepentiré lo suficiente de mi inmadurez durante mi juventud. Respecto a Balach, sólo acudió a dos sesiones del Parlamento, luego se marchó a luchar a las montañas. Llegó a la misma conclusión que yo por sus propios medios y obró en consecuencia.
Han sido décadas de lucha armada contra Islamabad, ¿qué se ha conseguido?
La lucha armada es una manera de tratar una enfermedad así como una forma de propaganda. Para muchos es «mala propaganda», pero no deja de ser una manera de llamar la atención del mundo sobre lo que está pasando aquí.
Respecto a lo logrado, hemos de hablar de un proceso evolutivo gradual. Por un lado, la lucha armada está empezando a hacer mella en Punjab; por otro, ha unido al pueblo baluche más que nunca, ha despertado su conciencia nacional. Cada vez más gente se está uniendo a la insurgencia. Es un proceso inexorable que consigue, entre otras cosas, que el problema baluche empiece a trascender las fronteras de Pakistán.
La guerrilla baluche incluye a maestros de escuela en la lista de sus objetivos. ¿Justifica usted el ejecución de civiles?
Los profesores te enseñan a ser paquistaníes, no baluches; nos enseñan a ser esclavos. Los maestros son muy peligrosos porque constituyen un cuerpo muy efectivo para convertir a la gente. Son una fuerza silenciosa.
Islamabad está provocando un movimiento de punyabíes hacia Baluchistán en aras de desequilibrar una balanza demográfica que todavía nos favorece. Las ejecuciones selectivas del BLA (Ejército Baluche de Liberación) están obligando a muchos colonos a irse por donde han venido. Es la única forma de luchar contra la asimilación demográfica.
Piense en el proyecto del puerto de Gwadar. Islamabad pretende invertir miles de millones en infraestructuras para atraer a nuevos colonos. De materializarse, pasará como en Karachi: vendrán millones de punyabíes y seremos minoría en nuestra propia tierra.
Islamabad cuenta con más de 600.000 soldados, cazabombarderos F16 y helicópteros artillados cedidos por Estados Unidos, además de uno de los servicios secretos más poderosos del mundo. ¿Considera realista la lucha de su pueblo contra semejante combinación de fuerzas?
La única realidad que yo he visto hasta ahora es que los baluches sólo tenemos dos opciones: la esclavitud o la muerte.
Si el pueblo baluche le eligiera como interlocutor político con Islamabad, ¿estaría abierto a una solución dialogada?
Para ello habría de cumplirse una condición: la retirada de Baluchistán de todos los punyabíes.
Líderes baluches como su otrora compañero de armas Ataullah Mengal contemplan la posibilidad de un escenario simi- lar al de Kosovo para el futuro de Baluchistán, algo así como una independencia «tutelada» desde el exterior. ¿Lo ve viable?
EEUU es el mayor explotador del mundo. No protege estados independientes, sólo protege esclavos. La historia ha mostrado que ningún Gobierno ofrece ayuda gratis a ningún pueblo. Los cambios han de producirse desde nuestro pueblo, y únicamente éste ha de ser dueño de su propio destino.
La tasa de analfabetismo en Baluchistán Este ronda el 80%. Islamabad culpa a los líderes tribales como usted del subdesarrollo de su pueblo, y muchos baluches afirman que las tribus tienen dinero que se podía haber invertido en educación, pero que no se ha hecho ningún esfuerzo. ¿Cuál es su opinión?
Los baluches somos como los aborígenes en Australia o los indios en Norteamérica. A diferencia de los punyabíes, los británicos se dieron cuenta de que los baluches teníamos cierta educación, cierta organización social... que no éramos gente en taparrabos.
Los baluches nunca hemos sido plenamente conscientes de la importancia de la educación. Por otra parte, cualquier atisbo de desarrollo ha quedado siempre fuera de la agenda de Punjab. Los americanos nunca han querido que los indios se desarrollaran, y lo mismo ocurre con Islamabad. Creo sinceramente que esto se debe a una falta de conciencia y, sobre todo, al subdesarrollo programado desde Punjab.
Su compromiso con la causa baluche le ha supuesto años de exilio en Afganistán, la cárcel, la pérdida de su hijo Balach a manos de Islamabad y la persecución policial de toda su familia. ¿Se ha arrepentido de algo en algún momento?
Hace algunos años, mi hijo Balach se hizo más popular de lo que realmente se merecía. Se creó un mito en torno a su figura, que molestaba a muchos. Balach se convirtió en un símbolo y sospecho que EEUU, Pakistán e Irán colaboraron para matarlo. Gracias a él cada vez más gente se unía a la insurgencia, algo de lo que Punjab enseguida se percató. No sólo era respetado entre los Marri sino entre todos los baluches. A pesar de lo doloroso que es siempre la pérdida de un hijo, me alegro de que, de una forma u otra, su memoria siga viva y de que siga siendo un estímulo para muchos.
Volviendo a su pregunta, le diré que nunca he vacilado, nunca me he arrepentido de nada. No es una cuestión de valentía, simplemente he sido consecuente con mi pensamiento. Sólo lamento no haber hecho más por mi pueblo.
¿Cómo se explica que alguien como usted siga libre, e incluso vivo, en un país como Pakistán?
A mí también me resulta bastante sorprendente. Es posible que teman un efecto rebote si me arrestan, una escalada de la violencia y un incremento de los que se unen a la guerrilla. Probablemente estén pensando en matarme, o simplemente esperando a que me muera. Ya tengo 90 años.
Desde la incorporación forzosa de Baluchistán Este a Pakistán en 1948, los baluches han luchado por un mayor grado de autonomía y desarrollo, así como por la gestión de sus extensas reservas de gas. Dichos requerimientos han sido sistemáticamente ignorados por Islamabad, lo que ha llevado al pueblo baluche a levantarse en armas en cinco ocasiones.
Durante el levantamiento de 1970 se formó el BLA (Ejército de Liberación de Baluchistán), una organización armada fundada y dirigida por los líderes tribales de los Mengal y los Marri: Ataullah Mengal y Khair Bakhsh Marri. El objetivo era ya un Baluchistán independiente.
En 2003 estalló la quinta insurrección baluche. El BLA retomaba la lucha por medio de sabotajes a intereses de Islamabad y asesinatos selectivos, tanto de militares como de civiles. Se incorporaba a la organización Akbar Bugti, sardar (líder tribal) de los Bugti, quien moriría en 2006 a la edad de 79 años cuando la cueva en la que se refugiaba fue bombardeada por la aviación paquistaní. A la lucha del BLA se les sumaba ahora el BRA (Ejército Republicano Baluche), el BLF (Frente de Liberación Baluche) y Lashkar-e-Balochistan, todas ellas organizaciones armadas con idéntica agenda.
2007 fue un año aciago para los hijos de Khair Bakhsh Marri: Balach, comandante en jefe del BLA, murió en Afganistán a manos de agentes paquistaníes; Harbayar fue arrestado en Londres por posesión ilegal de armas, y la Interpol ordenó el arresto de Zamari, Hamza y Gazeen Marri.
Hoy, el líderazgo militar de la insurgencia recae en Bramdagh Bugti, nieto del fallecido Akbar Bugti.K.Z.