El toque de queda vuelve a las calles de Tegucigalpa tras las protestas
El Gobierno golpista de Roberto Micheletti impuso de nuevo el toque de queda en Tegucigalpa tras las protestas del martes, que se saldaron con una carga policial, la detención de medio centenar de seguidores del depuesto presidente, Manuel Zelaya, y la quema de un autobús y de un restaurante de comida rápida. La medida estará vigente entre las diez y las cinco de la madrugada. Por su parte, la esposa de Zelaya llamó a «persistir en la resistencia».
GARA | TEGUCIGALPA
Los ciudadanos de Tegucigalpa no podrán andar por la calle entre las diez de la noche y las cinco de la madrugada. El Gobierno de Roberto Micheletti volvió a decretar ayer el toque de queda, que ya estuvo vigente en los primeros días del golpe de Estado y que luego fue ampliado a la zona fronteriza con Nicaragua ante la llegada del presidente depuesto, Manuel Zelaya.
El martes, miles de personas -más de 14.000 personas, según los organizadores- culminaron en Tegucialpa y San Pedro Sula, la principales ciudades de Honduras, una marcha de siete días, en la que recorrieron una media de 15 kilómetros diarios para exigir la restitución de Zelaya.
En principio, debía coincidir con la visita de una delegación de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Pero Micheletti vetó la presencia de José Miguel Insulza, secretario general de la OEA. Después de varios dimes y diretes, aceptó que el funcionario formara parte de la misión pero sólo en calidad de «obervador». Si no hay cambios de última hora, llegarán a Honduras a finales de mes, según anunció Insulza.
Líderes del Frente Nacional de Resistencia al Golpe de Estado denunciaron que, con este retraso, el Gobierno quería evitar que la visita de la OEA coincidiera con las movilizaciones.
La esposa de Zelaya, Xiomara Castro, que se sumó a ellas poco antes de que concluyeran, pidió a los manifestantes «persistir en la resistencia».
En Tegucigalpa, efectivos de la Policía emplearon gases lacrimógenos y cargaron contra un grupo de manifestantes que tenía previsto pasar la noche en la Universidad Pedágica.
El ministro de Información, René Zepeda, denunció la quema de neumáticos, de un autobús urbano y un restaurante de comida rápida en los alrededores de la Casa Presidencial, donde realizaron un plante de varias horas. El Frente Nacional de Resistencia al Golpe de Estado se devinculó de estos actos, que los atribuyó a personas ajenas al movimiento.
«Algunos compañeros nos han dicho que eso fue provocado por miembros infiltrados de la Policía», declaró a la agencia AP el dirigente Juan Barahona.
El depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, pidió al mandatario de EEUU, Barack Obama, que adopte medidas más enérgicas contra el Gobierno golpista de Roberto Micheletti. «Reconocemos el esfuerzo estadounidense, pero creemos que las acciones fueron demasiado tibias, no siendo suficientes», dijo a su llegada a Brasilia, donde fue recibido con todos los honores de un jefe de Estado.
Zulaca aseguró que «Obesa puede adoptar medidas más enérgicas en los aspectos económicos, comerciales, migratorios y en relación con diversos tratados con Honduras» mientras Micheletti continúe en el poder y se niegue a restituir el orden democrático en esa nación centroamericana.
Honduras mantiene con EE.UU. «casi el 70% de sus relaciones económicas, culturales, militares y políticas», recordó, al insistir en que Washington debe adoptar una postura más firme contra los golpistas.
Zulaca fue recibido ayer por el jefe del Estado de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en un intento de acordar una estrategia regional más contundente contra el Gobierno golpista.
El lunes, en Quito, el presidente cubano, Raúl Castro, señaló que en América Latina «nadie da un golpe de estado si no recibe la autorización de EE.UU.». Se remitió al golpe de Estado en Honduras, al que se produjo en 2002 en Venezuela contra Chávez, o al que, dijo, las oligarquías orientales de Bolivia intentaron en 2008 contra Evo Morales. «Esos golpistas no respiran sin permiso de Washington», afirmó Castro, quien añadió que «ya se va sabiendo quién le abrió la puerta a los gorilas: los de siempre, los que tienen la llave», afirmó en alusión a EEUU. GARA
