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Txomin Lorca LAB

Quien mal anda mal acaba

En Hego Euskal Herria CCOO y UGT están a la espera de acontecimientos para sucursalizar decisiones. Investidos por la democrática indumentaria de representar a la minoría, harán de notarios de los acuerdos de Gobierno

En el Estado español el diálogo social está listo para sentencia. El juego del «me siento y me levanto» ha terminado por desgastar definitivamente las articulaciones de los sindicatos CCOO y UGT y la artrosis se muestra con todo su esplendor.

Se sentaron en la mesa con lo puesto, sin más pretensión que evitar «nuevas» agresiones hacia las trabajadoras y trabajadores. Sin embargo, empresarios y Gobierno tienen claras sus prioridades: salvar el capital financiero de la crisis que ellos han provocado, poner a su disposición los recursos públicos que sean necesarios y arbitrar cuantas políticas fiscales y laborales sean útiles para aligerar sus cargas y costes.

Las agresiones contra las trabajadoras y trabajadores son cosa de todos los días. Sólo hay que mirar para verlas: desempleo galopante, utilización de los expedientes para mejorar beneficios, fiscalidad injusta y regresiva que penaliza las rentas de trabajo y las más bajas, sistema financiero especulador y usurero, utilización del dinero público para beneficiar a la gran banca, estrategia de acoso y derribo de la seguridad social pública y la destrucción del tejido productivo para que los de siempre sigan repartiéndose dividendos.

Ignorancia o complacencia, sentarse en estas condiciones, sin programa mínimo ni máximo y sin capacidad de movilización social es aceptar de antemano la derrota y eso es lo que está sucediendo.

Haciendo las labores de grumete en el barco a la deriva del capitán Zapatero van a aceptar una vez más que los empresarios salgan fortalecidos de la crisis. Alguien hará las cuentas algún día, pero por ahora es cuestión de arrimar el hombro. Más dinero para los que más tienen. El Estado español ha dado más dinero a sus bancos en relación al PIB que los mismísimos EEUU. Sin contrapartidas, sin intervenciones, sin nacionalizaciones. Y eso es lo que se va a seguir haciendo; con pacto social mucho mejor. Nuevas inyecciones económicas vía fondos ICO (20.000 millones de euros), Fondo de Inversión Local (5.000 millones de euros), Fondo de Reestructuración de Ordenación Bancaria (9.000 millones de euros). Están comprometiendo en beneficio de unos pocos los recursos presentes y futuros de la mayoría.

Reducción del impuesto de sociedades y de las cotizaciones a la seguridad social, salario diferido que tendremos que volver a pagar con aumentos de la imposición indirecta que grava a la mayoría, para que la minoría pueda sin más mejorar su cuenta de resultados.

Se abrirá la puerta a la entrada de las ETTs en las AAPP, medidas de control del absentismo, facilitar la utilización de la cláusula de descuelgue y la flexibilidad interna. Es decir, se volverá a reforzar el poder de los empresarios para organizar las relaciones laborales en la empresa.

Miserable dotación de un salario social de 400 euros, durante seis meses o un año, a personas que agoten la prestación de desempleo.

Tras el teatro del «me siento y me levanto», las administraciones públicas van a poder seguir diciendo con total impunidad que, como recaudan menos, tienen que gastar menos. Nadie les va a preguntar ¿por qué las rentas de capital tributan como máximo el 18% mientras las rentas de trabajo lo hacen al 45%? ¿por qué las Sociedades de Inversión Colectiva sólo pagan el 1% en el IVA? ¿por qué se han anulado impuestos como el de patrimonio, trasmisiones patrimoniales y grandes fortunas? ¿por qué se sigue facilitando la compra de deuda pública desde paraísos fiscales?

En el Estado español, los accionistas de las empresas que cotizan en Bolsa seguirán cobrando dividendos (19.000 millones de euros de enero a mayo de 2009), los bancos obteniendo beneficios (primer trimestre de 2009, 8.000 millones de euros). ¿Nadie, en épocas en que «todas y todos nos tenemos que apretar el cinturón» va a levantar la voz?

En el juego del «me siento y me levanto» CCOO y UGT han agotado su musculatura. Faltos de oxígeno dejan para mejor ocasión el cambio en el modelo socioproductivo, la exigencia de un programa de mejora y desarrollo de los servicios públicos, la equiparación en porcentaje del PIB en gasto en sanidad, educación y protección social con la media europea, la exigencia de crear una banca pública y un control social de las políticas sociales y económicas, un modelo de desarrollo social y medioambientalmente eficiente y una política fiscal y presupuestaria que haga un reparto real de la riqueza.

En Hego Euskal Herria CCOO y UGT están a la espera de acontecimientos para sucursalizar decisiones. Investidos por la democrática indumentaria de representar a la minoría, harán de notarios de los acuerdos de Gobierno. Su puesta a disposición es tan admirable como reconocida. López y Confebask aplauden, Sanz y la CEN disfrutan desde tiempo atrás del diálogo social.

Es nuestra oportunidad y el otoño está a la vuelta de la esquina.

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