La venta de los astilleros polacos de Sczecin y Gdynia, exigida por la Unión Europea, ha fracasado después de que el consorcio qatarí interesado en su adquisición no realizase el pago dentro del plazo establecido. Bruselas exigió en 2008 a Varsovia la venta de las dos plantas para recuperar las ayudas públicas ilegales que ambas han recibido desde 2004. El astillero de Szczecin estuvo entre los principales productores de barcos de toda Europa. Ambas instalaciones representan hoy el desmantelamiento de la industria naval europea y polaca.