Maite SOROA | msoroa@gara.net
Las explicaciones de Carnicero
A estas alturas del verano, López, Ares y compañía ya han acreditado dos cosas: que están dispuestos a cualquier cosa para ganar la llamada «Guerra de las Fotos» y que, hasta el momento, la están perdiendo como perdieron Cuba.
Será por eso que han empezado a movilizar a sus opinadores de cámara a fin de presentar las cosas como no son. Ayer en «El Plural», Carlos Carnicero trataba de explicar los desmanes de los hombres de Paco con una pieza titulada «Escudos humanos». No pierdan ripio.
Según Carnicero, «desde tiempo inmemorial, los simpatizantes de ETA utilizan las fiestas populares de las ciudades y pueblos de Euskadi para realizar manifestaciones y actos de propaganda a favor de ETA y de sus presos (...). Y en esas seguimos. De esa manera aprovechan las concentraciones de los vecinos y los visitantes que desean unas jornadas festivas y tranquilas para introducir una dialéctica que sólo se puede resolver en una dirección. Si la ley se quiebra, como hacen estos grupos de exaltados, las fuerzas de seguridad no tienen otro remedio que restablecerla». El trikipoteo de Gernika debía ser algo así. ¡Qué morro tiene el tío!
Ahora viene lo bueno: «Tras la prohibición de las manifestaciones a favor de ETA, grupos de provocadores han hecho imprescindible la intervención de la policía autónoma. Y el alcalde de Gernika se ha quejado, argumentando que la intervención policial ponía en peligro a `pacíficos ciudadanos'. Claro que una carga policial tiene sus riesgos, pero el origen de las responsabilidades no está en la policía sino en quienes promueven los actos ilegales. Y en este momento, todas las personas que quieren acabar con el terrorismo y con los actos amparados en la cobardía de quienes tienen por escudos humanos a la población, tienen la obligación de apoyar al Gobierno Vascos en su política de tolerancia cero contra ETA». Insisto: ¿Qué hay de ilegítimo en un trikipoteo festivo? ¿Por qué no explica Carnicero a sus lectoras y lectores en qué consistía tan peligroso acto que obligó a los hombres de Rudolf a liarse a pelotazos con el personal allí presente? Hay respuesta: porque no se atreve.