Per Mathias-Hogmo aseguraba, antes de partir rumbo a Bilbo, que el Athletic no es el típico equipo de la Liga española. Quién sabe, quizá esta eliminatoria sirva para acabar con los tópicos, porque yo diría que tampoco el Tromsoe es exactamente lo que se espera de un equipo noruego. O al menos intenta no serlo.

El Tromsoe, que habitualmente despliega un 4-4-2, trata de jugar con un estilo más «continental» que la mayoría de los equipos de nuestra liga. A los jugadores de Hoegmo les gusta -o, insisto, lo intentan- hacer circular el balón y mantener la pelota sobre el césped, aunque no hay duda de que una de sus alternativas es la de enviar balones largos, buscando la espalda de los defensas rivales y la velocidad de su delantero Morten Moldskred, al que se le da bien buscar huecos. En lo que sí se cumple el tópico es en el físico de los jugadores, todos bastante potentes. Especialmente Sigurd Rushfeldt, el hombre clave de este equipo.

Siguiendo con los nombres propios, también resulta fundamental la aportación de Sead Ramovic, un portero de grandes reflejos. También muy «balcánico», con mucho temperamento y a menudo objeto de las iras de la afición rival por su tendencia a la provocación. Las aportaciones ofensivas del lateral derecho, Tom Hoegli, también son importantes. Tore Reginiussen, al que el Fulham intentó fichar en enero, es otra de los hombres con peso específico, al igual que Ytergard Jenssen. Puede que al capitán de la selección sub21 le falte algo de velocidad, pero es un gran pasador y uno de nuestros jugadores más técnicos.