Usuarios y responsables del bar Ezpala de Iruñea realizaron ayer una comparecencia pública para valorar el encausamiento de uno de los responsables y de la camarera, al igual que ocurrió con los del bar Zurgai del barrio de la Txantrea. Recordaron cómo «durante los tres años y medio que llevamos abierto hemos tenido que soportar el incesante acoso de diferentes cuerpos policiales», así como varios ataques con pintadas fascistas, amenazas y un intento de quema del establecimiento hostelero. Y denunciaron que «ante estos ataques la mayoría de los medios de comunicación habéis guardado un riguroso silencio».

Censuraron por contra cómo en esta ocasión varios medios se personaron en el bar, algunos para contrastar la información y «otros para inventaros vuestra propia noticia». Expusieron datos sobre lo que ocurrió realmente. Recordaron que fue la Policía española, y no la Guardia Civil, la que se personó al bar y que ante la respuesta de la camarera de que el responsable no se encontraba presente y que «ella no tenía potestad para decidir», los policías se fueron sin quitar las fotos. Luego fue el propio responsable quien las retiró, y después llegó la imputación.

Los miembros de Ezpala manifestaron además su estupor por que «de la noche a la mañana, sin que cambien ni las normas jurídicas ni el Código Penal, tener esas fotos se convierta en delito».

Por otro lado, en el barrio iruindarra de la Errotxapea la Policía española retiró ayer de nuevo la pancarta, así como las banderolas de los presos, a las personas que se concentraron en apoyo a los presos. Argumentaron que se trata de símbolos ilegales.