El Arenal estaba muy animado antes del mediodía, ya que aquí se desarrollaron los concursos de chipirones y croquetas. Para entonces, alguna cuadrilla de jóvenes ya se había puesto manos a la obra. Compartían mesa los chipirones y algún licor de vistoso color verde; el jurado no tenía por qué preocuparse, ya que quizás fuera el ingrediente secreto de la salsa. Más adelante, un nutrido grupo de mediana edad, o más, rodeaba las cazuelas «Giraldilla» y «Berlino». David Alonso nos dio su receta: chipirones al pil-pil en salsita de pimiento verde, rojo y tomate; añadir después la tinta del calamar y... a disfrutar.

Entre cazuelas también se encontraban Nor, Lorentzo, de Zaratas, y Txema, que invitaron a la periodista a degustar sus chipirones con salsita de cebolla y copita de vino.

Más allá surge una enorme cazuela, al frente de la cual se encuentran Txomin Meabe y Begoña Mendibil, que son matrimonio y concursan por separado. Llevan diez años participando para ganar y tienen vendidas sus cazuelas antes de concursar. Los afortunados las disfrutaron, seguro.

A su lado, dos jóvenes de Castaños, madrugadores ellos, que antes ya fueron décimos. A la vuelta, tropezón con otras dos cazuelas y la mujer de Josu, de Beti Jai, ríe al adivinar el pensamiento de la cronista: «Con un poco de pan...».

Y tampoco hay que olvidar la destreza culinaria de Emilia, de Txinbotarrak, con su salsa de cebolla roja y, cómo no, el bien guardado secreto que le dejó la abuela.

En cuanto al I Concurso de Croqueta, se permitía elaborar cuatro por concursante, rellenas al gusto, y freir antes de probar.

En total, se formalizaron 80 inscripciones para el concurso de chipirones y cerca de 70 en el de croquetas.