Es un Gobierno relleno de aire que alimenta la llama variable de la errática oratoria presidencial. Un globo que sube y baja según las necesidades de la feria en que entretiene a los transeúntes. Las últimas disposiciones sobre ayudas directas a los parados y a los técnicos sin trabajo son un monumento al disparate. No se sabe a punto fijo quién va a recibirlas, hasta donde llegará su importe y con que trámites seguros serán accesibles. Algunas de las ayudas, en concreto las dedicadas a técnicos que participen en cursos de formación, pueden convertirse en un cepo económico que acabe de redondear la ruina de los parados. Frente a todo ello entiendo perfectamente la postura de los manifestantes que han inmovilizados los brillantes AVE´s en Andalucía.

Esas manifestaciones estaban encabezadas con un lema que sí es progresista y de izquierda: «Queremos empleo, no limosnas». Ha llegado el momento de que los encontronazos entre el poder y los trabajadores, entre el Gobierno y los ciudadanos alcancen un climax sencillo y lógico. Frente al fárrago que convierte el Boletín Oficial del Estado en un cucurucho de pajaritas la gente empieza a solicitar claridad llana e inteligible. ¿Puede brindar el Sr. Zapatero esa claridad? Evidentemente, no. El Sr. Zapatero anda por la feria vendiendo humo. En Euskadi su fracaso es sonoro. Los mismos líderes del PSE tratan de estucar su unión con el Partido Popular con frases cada vez más patéticas. El Sr. Pastor confiesa que la unión socialista con los «populares» no es la que conviene a un partido progresista y de izquierda, como él define a los suyos, pero ha matizado que esa unión es la oportuna para los fines que persiguen. ¿Y qué persiguen los «populares» y los socialistas? Vender la ocupación de Euskadi por parte del Sr. Zapatero, fabricante de humo.