Unasur intentará aliviar el tenso cara a cara entre Caracas y Bogotá
La ciudad argentina de San Carlos de Bariloche acoge durante el día de hoy la cumbre extraordinaria de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), que tiene como objetivo relajar las grandes divergencias entre Colombia y Venezuela, surgidas a partir del acuerdo que permite a Washington utilizar siete bases militares colombianas. La reunión viene marcada por las contundentes declaraciones de ambas partes.
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La cumbre de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) que se celebra hoy en la ciudad de Bariloche (Argentina), se perfila como una oportunidad crucial para intentar limar las grandes discrepancias generadas a causa del acuerdo militar entre Bogotá y Washington, que permite a EEUU utilizar hasta siete bases militares situadas en territorio colombiano.
Los presidentes de los doce países sudamericanos que conforman Unasur se reunirán en esta ciudad argentina para debatir sobre el acuerdo entre Colombia y EEUU, que causó una gran preocupación en la región y el rechazo rotundo de algunos países, especialmente Bolivia y Venezuela.
Dicho pacto, que fue alcanzado el pasado día 14 y está pendiente de firma, dice que los militares estadounidenses podrán acceder a siete bases colombianas para realizar «operaciones antidroga y contra el terrorismo».
«Cumbre complicada»
Los prolegómenos de este encuentro de mandatarios se han visto marcados por el fuerte enfrentamiento verbal que han mantenido Chávez y Uribe respecto a esta cuestión.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, auguró que la de hoy será una reunión «difícil y complicada». Además, reiteró que no lleva «ninguna expectativa» sobre una eventual decisión de Colombia de «echar atrás» y desistir en el convenio con Washington.
A juicio del jefe de Estado bolivariano, el pacto constituye una «pérdida de soberanía» de Bogotá, al considerar que «ni aunque el presidente de Colombia quisiera echar atrás este acuerdo, creo que no lo podría hacer», explicó, porque ese polémico acuerdo «ya se convirtió en una imposición imperial en Colombia».
Bogotá, por su parte, denunció ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) la «injerencia» del mandatario venezolano en asuntos internos. El embajador colombiano, Luis Alfonso Hoyos, pidió a Chávez que aproveche sus «capacidades y sus talentos para construir colectivamente un continente mejor sin sembrar más odio».
Resto de países
La reunión también ha sido precedida por las declaraciones algunos de los mandatarios que estarán en Bariloche.
El presidente boliviano, Evo Morales, opinó que Colombia ha utilizado el pretexto de las FARC como pretexto para la presencia estadounidense en el país. Además anunció que planteará un referendo sobre el acuerdo.
Brasil tampoco ocultó su preocupación por el incremento de la presencia militar estadounidense en la zona.
Perú, por su parte, mostró su apoyo a Uribe.
Chávez anunció que prepara su ruptura de relaciones (congeladas desde finales de julio) con Bogotá, y Ecuador pidió la renuncia colombiana a la «guerra preventiva» para avanzar en la restauración de lazos.
Actualmente, según establece el «Plan Colombia», hay unos 300 soldados estadounidenses en territorio colombiano. El nuevo acuerdo permitiría desplegar hasta 800 soldados y 600 civiles.
Al menos doce indígenas awá, entre ellos cuatro niños, fueron ejecutados el miércoles por un grupo de desconocidos en una reserva del departamento de Nariño, al suroeste de Colombia.
Según denunció la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), «hombres vestidos con prendas militares, din distintivos y encapuchados dispararon indiscriminadamente» contra los awá.
Una comisión de investigación de la misma etnia acompañada de fiscales estableció la cifra exacta de muertos, y añadió que entre los niños muertos, había uno de un año.
«No hay certeza de qué grupo cometió la masacre», admitió el mismo informe, aunque precisa que en esa región «hay presencia de paramilitares y de todos los grupos ilegales y la Fuerza Pública».
Amnistía Internacional, por su parte, manifestó su repulsa a lo sucedido. «El pueblo indígena awá fue víctima del tercer asesinato masivo en menos de un año», denunció Susan Lee, directora del Programa para las Américas de AI en un comunicado.
Según esta organización, unos cincuenta miembros de la comunidad awá han muerto desde setiembre de 2008 a manos de «las guerrillas, las fuerzas de seguridad y sus aliados paramilitares, que luchan por el control de la región».
El presidente colombiano, Álvaro Uribe, anunció que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y una agencia internacional acompañarán la misión gubernamental que investigará la ejecución de los doce indígenas, para apoyar el «total esclarecimiento de los hechos». GARA