El Athletic ha superado las dos eliminatorias previas y estará en la Europa League. Una gran noticia para el club, la afición e incluso la prensa. Pero el Athletic ha saldado sus seis encuentros oficiales de este verano con una pobrísima imagen -no ya ante el Barcelona, sino ante rivales teóricamente inferiores como Young Boys y Tromsoe- y echando mano de la fortuna en momentos puntuales.

Una cuestión que ayer no pareció sentarle bien a Joaquín Caparros. Pese a que la víspera, el propio técnico destacó la importancia del fondo sobre las formas, ayer perdió un tanto estas últimas cuando se le inquirió al respecto. Tenía razón el técnico, cuando se mostró encantado con la clasificación del equipo, pero también los periodistas -como reconocieron sin ninguna ambigüedad los jugadores o el propio presidente- al referirse a las circunstancias en que se ha producido esa clasificación.

Y aunque los resultados sean lo primero, tienen la mala costumbre de depender en buena medida del juego -no todas las manos acaban en penalti, ni todos los delanteros rivales tienen el punto de mira desviado-, así que habrá que olvidar pronto las felicitaciones a la familia rojiblanca y empezar a buscar los medios para que no se conviertan en condolencias.