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El pacto de Álvaro Uribe preocupa a la Unasur, que mira de reojo a Obama

El ambiente fue más distendido del que se esperaba, aunque la mayoría de los doce presidentes que participaron en la cumbre extraordinaria de la Unasur no ocultaron su preocu- pación y exigieron explicaciones de Barack Obama por el acuerdo suscrito por Colombia y Estados Unidos, a través del cual Bogotá autorizará a Washington utilizar al menos siete bases militares situadas en su territorio.

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Ruben PASCUAL |

Las declaraciones que habían precedido a la reunión de Bariloche, hacían previsible un alto nivel de tensión en la cumbre extraordinaria de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) dedicada a debatir sobre el polémico acuerdo que permite el empleo de siete bases de Colombia a los militares estadounidenses. Finalmente, primó la diplomacia y la reunión se llevó a cabo en un clima relajado. Sin embargo, eso no fue óbice para que los presidentes mostraran su preocupación por las consecuencias que dicho pacto podría acarrear.

Así, el grueso de los jefes de Estado, pidieron que el Consejo de Defensa de la Unasur evalúe «a fondo» la documentación presentada por Venezuela, que describía las intenciones del Gobierno de Barack Obama con la utilización de dichas bases. Además, los mandatarios sudamericanos insistieron en la conveniencia de una reunión con el presidente estadounidense para que explique el acuerdo militar con Bogotá.

Ambas peticiones fueron realizadas por Rafael Correa y Hugo Chávez, presidentes de Ecuador y Venezuela, respectivamente. Éstos son dos de los países que más críticos se han mostrado con el pacto colombiano, junto con Bolivia y Brasil.

A juicio de Chávez, «no hay ninguna duda» de que el acuerdo entre Bogotá y Washington forma parte de la «estrategia militar» de EEUU bajo el pretexto de la lucha «contra el narcotráfico o el terrorismo».

Como prueba, el mandatario venezolano leyó varias partes del «Comando de Movilidad Aérea y Estrategia Global de Bases de Apoyo» de EEUU, según el cual incluye el uso de la base colombiana de Palanquero y otra en Aruba, «que está en las narices de Venezuela».

Acerca del pacto, subrayó que permitirá a EEUU abarcar «sin abastecerse» de combustible «la mitad del territorio sudamericano».

«Patio trasero»

«No se puede aceptar que un documento como éste nos trate como un patio trasero», destacó Correa, que ejerce la presidencia temporal de Unasur.

Respecto al Gobierno colombiano, el mandatario ecuatoriano afirmó que Bogotá es el «responsable del flagelo» del nar- cotráfico, y consideró que «la lucha militarista es un fracaso», al tiempo que negó que Venezuela y Ecuador «sean el problema de la región».

En su intervención, el presidente boliviano, Evo Morales, sostuvo que «si nadie quiere una base militar por qué no podemos firmar acá un documento» que indique que los presidentes sudamericanos «no aceptan ninguna base militar extranjera». De la misma manera, denunció que la estadounidense «es una presencia militar y política para controlar a los distintos países».

En réplica a las duras acusaciones, el mandatario colombiano, Álvaro Uribe, reiteró que el pacto con los EEUU ya está firmado, y aseguró que su Gobierno no tendría inconvenientes en que sea revisado por el Consejo de Defensa.

Asimismo, rechazó que su país tenga «juegos guerras con sus vecinos» y se mostró reticente a «llamar a rendir cuentas» a Barack Obama.

La declaración final, discutida hasta el último minuto, insta al Consejo de Defensa de la Unasur a diseñar medidas de fomento de la confianza y la seguridad en la región.

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