CRíTICA quincena musical
De Egipto a Donostia
Mikel CHAMIZO
El de ayer fue un día grande para los aficionados al canto coral, que son muchos en Gipuzkoa. No sólo por poder escuchar una obra maestra como es “Israel en Egipto”, un oratorio en el que el coro tiene protagonismo absoluto, sino por tener delante, además, al Coro Monteverdi para cantarlo. El Monteverdi es un coro con una personalidad muy definida por unos tenores y bajos rotundos y una cuerda de sopranos de un sonido muy puro, casi virginal. Desde el segundo número del oratorio, “The sons of Israel do mourn”, con unos tuttis en los que predominaba claramente el sonido masculino, se pudo ir apreciando la magistral preparación que Gardiner ha hecho de su Coro Monteverdi, buque insignia dentro del prolífico movimiento coral inglés.
También es cierto que cuenta con cantantes magníficos en sus filas. De hecho, los propios miembros del coro se encargaron de las partes solistas en las arias y dúos, y lo hicieron en general con resultados más que suficientes y a veces muy notables, como el “The Lord is a man of war”, uno de esos rarísimos dúos para dos bajos, que fue una gozada. En cuanto a Gardiner, es rendirse a la envidencia el decir que es un gran maestro en este repertorio. “Israel en Egipto” lleva ya de fábrica un alto componente lúdico –Haendel vivía en una lucha constante por atraer al público–, pero Gardiner sabe potenciar cada recurso expresivo, cada giro inesperado y cada golpe de efecto pensado por Haendel. Se nos pasó volando a todos.