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Otra «minicumbre» de la OMC trata de desbloquear las negociaciones

El próximo jueves se inicia en Nueva Delhi una cumbre ministerial de una treintena de países miembros de la OMC que tratará otra vez de lograr algún avance para desbloquear las negociaciones estancadas hace años en torno a la liberalización del comercio. La crisis ha aumentado las declaraciones de sus socios en contra del proteccionismo, aunque reconocen las contradicciones con sus prácticas reales.

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GARA | PARÍS

Una «minicumbre» ministerial que se celebrará los próximos jueves y viernes en Nueva Delhi tratará de lograr algún avance que desbloquee las negociaciones de los miembros de la Organización Mundial del Comercio para liberalizar el comercio dentro de la denominada Ronda de Doha. India, el país anfitrión, ha invitado a 35 ministros de los 150 que componen la organización y pretenden adoptar alguna decisión antes de la cumbre del G20 que se celebrará a finales de ese mes.

Las negociaciones, iniciadas hace ocho años han ido de fracaso en fracaso en las cumbres llevadas a cabo hasta ahora, sobre todo por el conflicto en torno a las ayudas y aranceles de los productos agrícolas.

La presidencia de turno de la Unión Europea, que este semestre ejerce Suecia, afirma que «la situación ha cambiado mucho desde el pasado verano» y que quiere dar un impulso a la negociación.

En su opinión, la crisis económica ha alertado a los países sobre las consecuencias que el proteccionismo podría tener para el comercio y la prosperidad en el mundo» lo que podría contribuir a concluir la Ronda de Doha.

Según la ministra sueca de Comercio, Ewa Björling, un acuerdo «mejoraría las cuentas de cada ciudadano europeo en unos 200 euros anuales» como consecuencia del aumento del comercio internacional. Björling se sumó además a las críticas al proteccionismo.

Estas críticas han sido repetidas por casi todos los líderes mundiales desde el inicio de la crisis económica global lo que no les ha impedido aplicar medidas para proteger sus respectivas producciones ante esa misma crisis.

Los propios miembros de la OMC reconocen la contradicción entre el discurso de sus dirigentes y los resultados tangibles en las negociaciones de la Ronda de Doha.

En un Consejo de Negociación Comercial celebrado el pasado julio el director general de la OMC, Pascal Lamy, se refirió a la necesidad de pasar de las palabras a los hechos.

«Necesitamos urgentemente trasladar los cambios de atmósfera en un claro camino de compromiso en las negociaciones en Ginebra para poder llegar a la meta a tiempo», señaló Lamy.

Contradicciones

En la última reunión del G-8 en Italia, se hizo un llamamiento para que la Ronda termine en 2010, pero en opinión de muchos de los miembros, los discursos de los dirigentes no se traducen en la flexibilidad y generosidad necesarias para negociar. La crisis ha agudizado estas contradicciones. El «Informe sobre Comercio Mundial 2009» de la OMC revela que se ha registrado un leve aumento de medidas que restringen el comercio entre los países -justificadas por los gobiernos que las han adoptado por la crisis económica mundial-, aunque esa tendencia permanece a «niveles moderados».

Se trata de las llamadas «medidas de contingencia" (como salvaguardas, medidas `antidumping' y derechos compensatorios) que los países de la OMC pueden adoptar frente a situaciones económicas adversas y que están contempladas en los acuerdos internacionales vigentes para evitar la entrada de productos extranjeros a sus mercados. Los productos chinos han sido los más afectados. Desde que los países de la OMC se comprometieran a liberalizar el comercio mundial, no han podido superar las fechas límites que se han ido fijando tras cada fracaso. El primero fue Seattle en 1999 donde, en medio de una fuerte protesta social, se puso de manifiesto el profundo desacuerdo entre los países ricos y los emergentes. Este grupo se fue reforzando en la siguiente cumbre fallida, en Cancún, en setiembre de 2003, en torno a Brasil e India en el llamado G-20. La resistencia de Europa y EEUU a poner fin a sus subsidios agrícolas ante el que los países emergentes se niegan a una mayor apertura de sus fronteras comerciales ha sido el principal obstáculo para el avance de la negociación. En diciembre de 2005, la conferencia ministerial de la OMC celebrada en Hong Kong concluyó con un pacto para eliminar todas las subvenciones de los países ricos a sus exportaciones agrícolas antes de que finalice 2013, pero no fue más que una declaración sin grandes consecuencias, ya que en julio de 2006 las negociaciones de la Ronda de Doha se suspendieron por la falta de acuerdo. Tras retomarse a principios de 2007, siguieron sin resultado y en julio de 2008 los ministros de una treintena de países volvieron a fracasar.

El pasado miércoles el director de la OMC, Pascal Lamy, aseguró que un acuerdo podría permitir mantener los subsidios a los agricultores europeos -calculados entre 80.000 y 100.000 millones de euros y eliminar sólo los más conflictivos.

Pero el propio Lamy no escapa a las contradicciones de la OMC. En medio de la crisis que golpea las economías del todo el mundo ha solicitado un aumento de alrededor del 30% de su remuneración total, petición mal recibida por los países miembros de la institución. Lamy percibe unos ingresos anuales superior a los 300.000 euros y su contrato se renueva mañana.

Brasil insiste en seguir hablando pero recela de la postura de EEUU

Brasil es uno de los principales interesados en seguir adelante con la negociación de la Ronda de Doha. Su ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, ha insistido en que sólo su conclusión podría poner fin a los brotes de proteccionismo comercial que han surgido con la crisis. Criticó también que cuando se suspendieron las negociaciones para un acuerdo global «todo el mundo se dedicó a los acuerdos bilaterales» y opinó que «eso no resolverá el problema del proteccionismo».

Ante la reunión de esta semana, Amorim se mostró cauteloso, pues consideró que todo dependerá de que Estados Unidos acepte algunas condiciones ante las que continúa receloso. «La posición de Estados Unidos ha cambiado muy poco», indicó Amorim, quien señaló que la postura del presidente Barack Obama, es «muy similar» a la que mantenía George W. Bush.

Según Amorim, la mayor traba la encarnan aún los subsidios al sector agrícola, que los países más ricos, y en especial EEUU, se niegan a reducir a los niveles que pretende el resto. A su juicio, EEUU se encuentra en «un período de aprendizaje» para negociar. GARA

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