Combate a la insurgencia talibán
EEUU reconoce que tendrá que revisar la estrategia que ha mantenido en Afganistán
Estados Unidos ha anunciado la revisión de su estrategia en el territorio afgano tras el aumento de las bajas de soldados aliados. El contingente norteamericano se encuentra en apuros, ante la mejor organización de los talibán que durante el último año han golpeado fuerte a las fuerzas de ocupación. La difícil situación está costando duras críticas a la Administración Obama siendo cada vez más los que se muestran contrarios a la participación en el conflicto.
GARA | KABUL
Tras ocho años de invasión del territorio afgano, Estados Unidos y el resto de aliados en la intervención se enfrentan a uno de los momentos más delicados. Por ello, en un escenario en el que la resistencia está ganando fuerza y las bajas entre los soldados de la alianza van en aumento, la Administración del presidente estadounidense, Barack Obama, se ha visto obligada a replantearse su estrategia.
Así las cosas, el mando estadounidense y de las tropas de la OTAN en Afganistán entregó ayer una esperada revisión estratégica, en la que calificó la situación del conflicto, como grave.
Nueva estrategia
Las autoridades no dieron detalles sobre si el general del Ejército estadounidense, Stanley McChrystal, que está al mando de una fuerza con una cifra récord de efectivos que supera los 100.000, pedirá más refuerzos para llevar a cabo su nueva estrategia.
McChrystal, que lleva trabajando en esta nueva estrategia desde que Obama lo nombró para el cargo en junio, anunció en un comunicado que «la situación en Afganistán es grave, pero el éxito es factible y requiere la implementación de una estrategia revisada, compromiso y determinación y un incremento en el esfuerzo de unidad». El general considera que es necesario llegar a un compromiso con los talibán, y estima que el 60% de los problemas se resolvería si integrantes de ese movimiento pueden encontrar trabajo
Estas declaraciones se suceden en un momento en el que las bajas aliadas en Afganistán aumentan sin cesar, suscitando la polémica en aliados como Gran Bretaña. Asimismo, McChrystal admitió recientemente, que «los talibán están mejor organizados».
Aunque no se espera que la revisión haga aún recomendaciones firmes sobre el futuro de la misión, responsables militares afirman que pondrá la base para una decisión sobre el tamaño del contingente que se tomará dentro de unas semanas.
Incremento del contingente
McChrystal está al mando de 103.000 soldados en Afganistán, entre ellos 63.000 estadounidenses, más de la mitad de los cuales llegó este año dentro de un incremento suscitado por Obama. Se espera que a finales de año la cifra se eleve a 110.000 efectivos, de los cuales 68.000 serían estadounidenses.
Desde que asumió el mando, McChrystal ha expresado su intención de «proteger a la población afgana» por lo que es espera que su revisión sugiera que se concentren fuerzas en zonas más densamente pobladas, táctica similar a la empleada en Irak.
McChrystal, entregó su informe de evaluación del conflicto al comandante militar estadounidense para Irak y Afganistán, el general David Petraeus, para que lo comente antes de transmitirlo al secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, y al secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen. Se espera que a finales de mes, el documento sea entregado a Obama, que desde su llegada a la Casa Blanca, llama a cambiar de estrategia en Afganistán, encaminada a «reducir las capacidades de acción de los talibán apoyar el aumento de efectivos de las fuerzas de seguridad afganas» y mejorar «la gobernanza y el desarrollo socioeconómico».
Por su parte, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, dijo ayer que veía un «panorama mixto» en guerra en Afganistán. «Hay muchos desafíos, pero pienso que algunos de los pronósticos más catastróficos quizás son de alguna manera exagerados» advirtió.
Una difícil situación
Mientras EEUU busca una nueva estrategia en su ocupación del territorio afgano, los dirigentes de algunos países de la OTAN llaman al diálogo con los talibán. Asimismo, las opiniones públicas en los países de occidente, se pronuncian mayoritariamente contra el compromiso de sus soldados en esta guerra.
A esto hay que añadirle el incremento de la capacidad de resistencia de los talibán y el aumento de las bajas de soldados aliados. Cerca de 300 soldados extranjeros han muerto este año en Afganistán, lo que convierte al 2009 en el año más sangriento desde que el conflicto comenzó en 2001. Lo que ha alimentado el descontento en los países de la alianza que han criticado la gestión de EEUU en el pantanal afgano.
Asimismo, según las encuestas, sólo una cuarta parte de los estadounidenses aprueban el envío de nuevas tropas a Afganistán, lo que se contradice con los actos de Obama, que al final de la primavera, ya había enviado 21.000 soldados de refuerzo, elevando el contingente americano a 62.000 hombres.
La estrategia impulsada por Obama no sólo ha sido criticada por los ciudadanos y los países aliados. Su propio partido, el Demócrata, ha impugnado la estrategia. Este desacuerdo podría aumentar todavía más si produce un anuncio de nuevos refuerzos.
Los últimos comicios, protagonizados por las denuncias de fraude e irregularidades, parece que han contribuido al incremento de la tensión.
Mientras son cada vez más los que abogan por el diálogo para buscar salida a un conflicto en el que las fuerzas ocupadoras están cada vez más débiles, habrá que ver cual es la decisión de la Administración estadounidense.
Aunque se desconoce si la nueva estrategia de la Administración Obama prevé enviar más soldados a territorio afgano, son muchos los que se han mostrado en desacuerdo con esta posibilidad, tras un año en el que las bajas han aumentado.
«La situación en Afganistán es grave, pero el éxito es factible y requiere la implementación de una estrategia revisada, compromiso y determinación y un incremento en el esfuerzo de unidad» comunicó McChrystal ante el aumento de bajas.
En medio de las quejas por fraude en las elecciones afganas, los nuevos resultados parciales referentes a cerca de la mitad de los colegios electorales, sitúan al presidente afgano, Hamid Karzai en cabeza. Aunque Karzai continúa en posición de ventaja, aún no llega al 50% necesario para poder evitar una segunda vuelta.
Según las cifras de la Comisión electoral independiente (IEC), Karzai, favorito en el escrutinio, reúne por ahora un 45,89% de los sufragios declarados válidos, frente al 33,25% a favor del antiguo ministro de Asuntos Exteriores, Abdullah Abdullah, quien ha calificado las elecciones de fraudulentas.
El candidato independiente Ramazan Bashardost, cuenta con un 12,52% de los votos y el antiguo ministro de Hacienda Ashraf Ghani, con un 2,18%, según los resultados referentes a algo menos de la mitad de los colegios electorales escrutados.
Aunque los resultados preliminares globales, referentes a un 100% de los colegios electorales se harán públicos entre el 3 y el 7 de setiembre, todo apunta a que será necesario celebrar una segunda rona.
Para que los resultados sean definitivos, deberán aprobarse el término de las investigaciones de la Comisión de las denuncias electorales (ECC), sobre las denuncias presentadas ante presuntas irregularidades.
El ECC había recibido el lunes 2.596 denuncias desde el principio de la campaña a mediados de junio. Según informó el portavoz de la ECC, Ahmad Muslim Khoram, entre ellas archivaron 691 denuncias como «prioritarias», lo que supondría que podrían haber cambiado potencialmente el resultado final. Por ello, se examinarán de manera profunda antes de certificar los resultados finales, que se esperan entre el 17 y 21 de setiembre.
El ambiente en Afganistán está caldeado. El número de muertos en el conflicto va en aumento y ante el incremento de las bajas aliadas, EEUU planea una nueva estrategia que parece va a aumentar la presencia militar. Mientras la estabilidad política del país se vislumbra lejos. GARA
Durante el último año, las bajas de soldados aliados se han incrementado considerablemente. Obama ha suscitado el aumento de soldados, se espera que a finales de año la cifra se eleve a 110.000 de los cuales 68.000 serán estadounidenses.