El mes de agosto fue el más sangriento en Irak desde 2008
Irak registró el recién concluido mes de agosto la cifra de 456 muertes, firmándose así el balance más elevado desde julio de 2008, cuando fallecieron 465 personas. Este auge en el monto de víctimas mortales se debe, principalmente, a los devastadores atentados suicidas que tuvieron lugar el pasado 19 de agosto contra los Ministerios de Asuntos Exteriores y Finanzas, que se saldaron con casi un centenar de muertes y más de 600 heridos.
GARA
El recién concluido mes de agosto fue el más sangriento en Irak desde hace más de un año, según cifras obtenidas por los ministerios de Defensa, Interior y Salud.
Según los datos ofrecidos por la misma fuente, 393 de las víctimas eran civiles, 48 policías y 15 soldados. Además, 1.741 personas resultaron heridas.
Este aumento en el balance de víctimas en agosto se debe a los ataques suicidas perpetrados el día 19 en Bagdad, cuando se atentó contra los Ministerios de Asuntos Exteriores y Finanzas. En consecuencia, fallecieron 95 personas y más de 600 resultaron heridas.
De esta manera, en agosto se firmó el balance más elevado desde julio del año pasado, cuando murieron 465 personas.
El pasado mes de julio, se registró un notable descenso, con 275 muertes, después de que junio se cerrara con un total de 437 defunciones, en uno de los periodos más fatales de los últimos meses.
Reto para la seguridad
Estas carencias en temas de seguridad suponen todo un reto para el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, que hizo de la mejora de la seguridad uno de sus principales argumentos de la campaña para las elecciones previstas para el próximo mes de enero.
Los 500.000 policías y 250.000 militares iraquíes que operan a día de hoy en el país, asumieron el pasado mes de junio la seguridad en los centros urbanos, después de que la práctica totalidad de los 129.000 soldados estadounidenses se replegaran a zonas más apartadas, donde permanecerán hasta su salida, prevista para finales de 2011.
Las tropas estadounidenses invadieron este país asiático en 2003.
El mandatario Nuri al-Maliki, interpretó la salida estadounidense de las ciudades como símbolo de la recuperación de la soberanía de Irak, e indicó que las fuerzas nativas estaban preparadas para asumir la seguridad del país.
Sin embargo, los ataques del 19 de agosto demostraron que aún existen carencias en materia de seguridad, y llegaron a sembrar dudas en el seno del Gobierno de Bagdad.
Insurrectos infiltrados
Después de estos atentados, el Ministro de Asuntos Exteriores iraquí, Hoshyar Zebari, cuestionó la labor de los cuerpos de seguridad al afirmar que habría insurrectos infiltrados entre sus filas.
Las autoridades iraquíes sospechan que esos infiltrados permitieron que un camión cargado de dos toneladas de explosivos alcanzara el corazón de la capital, después de sortear varios puntos de control, a pesar de la prohibición hecha a los vehículos de más de 2.000 kilos de circular por Bagdad.
De las 456 muertes registradas durante el pasado mes de agosto en Irak, la gran mayoría, 393 son civiles. Del resto de los fallecidos, 48 pertenecían a la Policía y otros quince eran militares.
Al menos un millar de prisioneros se encuentran a la espera de ser ejecutados en Irak, país que en pocos años ha pasado a tener uno de los más altos índices de aplicación de la pena de muerte en todo el mundo, según denunció ayer Amnistía Internacional (AI).
Esta organización censuró en su último informe que las autoridades iraquíes «facilitan muy poca información sobre las ejecuciones y algunas se llevan a cabo en secreto».
Según AI, «los imputados suelen quejarse de que sus `confesiones' se han obtenido bajo tortura y que no pueden escoger a su abogado», pero el ministro de Justicia, Dara Noor al-Deen Bahaa al-Deen, quien ha manifestado su disposición a abolir la pena de muerte, defiende el sistema judicial del país, asegurando que es justo.
Sin embargo, AI asegura que el Tribunal Supremo Penal de Irak, que juzga a antiguos responsables del régimen de Sadam por crímenes contra la Humanidad y otros delitos graves, «se ha visto viciado por la injerencia política».
AI recuerda que el presidente iraquí, Jalal Talabani, se opone a la pena de muerte, pero se ha negado a bloquear las ejecuciones. Añade que el primer ministro, Nuri al-Maliki, es un firme defensor de este castigo. GARA