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Iñaki Egaña historiador

Operación «Limpieza democrática»

Dirigida por el magistrado Faustino Santafé, juez de la Audiencia Nacional, esta madrugada ha comenzado una operación policial de gran alcance cuyo final es imposible prever. En la misma han participado los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, incluidas la Ertzaintza y la Policía Foral navarra. Según fuentes consultadas por este periodista, que han preferido mantenerse en el anonimato por razones obvias, las detenciones serían únicamente la punta del iceberg de una trama de ramificaciones incalculables que afectaría a las propias esencias del Estado democrático. En consecuencia, no queda sino esperar acontecimientos y confiar en la justicia que, de seguro, no dejará pelos en la gatera y asestará un nuevo golpe al corazón del entramado terrorista.

Según confirmó el comisario-jefe de la Brigada de Investigación Criminal de Pamplona, todo comenzó hace unos meses en la capital navarra, cuando los agentes detectaron la presencia de un tal Jaime del Burgo, con antecedentes en el caso FASA, de quien supusieron había suplantado la identidad de un conocido e histórico fascista. Tras laboriosa y ardua investigación, los policías lograron saber que había dos Jaimes del Burgo y que el investigado era hijo del primero. Personados en su vivienda, descubrieron numerosas fotos del padre que le fueron requisadas, así como símbolos y textos preconstitucionales que, asimismo, fueron incautados.

Las indagaciones posteriores revelaron que el jefe de la banda vivía en Galicia y respondía al nombre de Manuel Fraga. Desplazada una brigada especial hasta la guarida del cabecilla, descubrió que el citado Fraga tenía cuentas pendientes desde hacía décadas, que fue ministro de un Gobierno sanguinario, responsable de masacres de obreros y excursionistas monárquicos y que exhibía, con gran desparpajo, su propio semblante por las calles que dan nombre a la ciudad del apóstol. Su retrato fue retirado de algunas instituciones que aún hacían alarde del mismo entre protestas de un reducido grupo de radicales que pronto fue disuelto. Descabezada la cúpula, el resto fue coser y cantar.

En Bilbao, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado detuvieron a las 4 de la mañana del día 12 de los corrientes, a I. A. U., nacido en febrero de 1943 y uno de los miembros más activos del grupo. Aprovechando su cargo de alcalde y con la aquiescencia de algunos de sus colaboradores más cercanos, había mantenido con una prepotencia inusitada el nombre de una calle a un terrorista, falangista convicto y confeso, responsable de centenares de asesinatos.

Simultáneamente a la detención de I. A. U., un grupo de intervención especial del Regimiento de Montaña número 4 se descolgó del edificio de Hacienda en la Plaza Elíptica. Como recordarán los vecinos de la capital vizcaina, el suceso fue seguido por una multitud de bilbainas y bilbainos que acompañaron con agrado las evoluciones de los escaladores. En unas horas, el inmenso símbolo fascista de piedra fue reducido a escombros y su recuerdo desterrado.

En los días siguientes, los expertos, gracias a los últimos avances informáticos de procesamiento de datos, lograron establecer dos interesantes relaciones con el alcalde procesado. La primera de ellas tenía que ver con un grupo de amigos del imputado, que se había registrado en el concurso de ochotes de Santurtzi. Por supuesto, la inscripción fue anulada. La segunda resultó ser incluso más atrevida que la anterior. La prima del incriminado había sido elegida pregonera en las fiestas de Bermeo. Detectada la intrusión, una democrática campaña de acoso bajo el lema «Tolerancia cero», consiguió que la citada desistiera de su perversa intención.

En San Sebastián, los cuerpos policiales detuvieron también a su alcalde O. E. G., que se encontraba en compañía de Ramón Jáuregui Atondo, reincidente y compañero de partido del máximo mandatario municipal. El citado O. E. G., que mantiene nomenclatura fascista y religiosa en la ciudad a pesar de nuestra Constitución democrática y laica, intentó eludir la acción de la justicia con el pago de una cuantiosa fianza económica impuesta por la Audiencia Nacional. Con tal motivo, gentes de su entorno abrieron una cuenta corriente en un banco de la ciudad y colocaron diversas huchas en otros tantas «herriko tabernas» (casas del pueblo). Percibidos de semejantes maniobras y alertados por el vecindario de la ciudad, los agentes procedieron a embargar la cuenta e incautar los cepillos de estos «bares nacionales». En uno de ellos, además, arrancaron fotografías de diversos dirigentes históricos socialistas que habían pasado por prisión. En los incidentes del bar España, de la calle Anastasio Calbetón, fueron detenidos tres menores por enaltecimiento del terrorismo. Permanecen en prisión preventiva.

En cuanto al reincidente Ramón Jáuregui, un minucioso registro en su vivienda permitió constatar que se trata de uno de los dirigentes más notorios de este movimiento fanático. La Policía se incautó, entre sus pertenencias, de dos ordenadores, un escáner, un teléfono móvil, un horno microondas, una olla a presión y 87 euros en una hucha que se sospecha tiene relación con la recogida de fondos para pagar la fianza de O. E. G. Los investigadores tienen grandes esperanzas en llegar hasta el fondo de la trama, ya que uno de los ordenadores tenía una clave para poder acceder a su disco duro, lo que hace suponer que guarda grandes secretos. Los expertos ya han comenzado a trabajar arduamente en descifrar la clave de acceso y se muestran optimistas de resultados inmediatos.

No terminó ahí, sin embargo, la investigación referente al imputado. En otra estancia de su vivienda, los agentes confiscaron fotografías y memorias de terroristas ya condenados como Barrionuevo, Domínguez, Vera, Amedo o Rodríguez Galindo. El acusado se defendió diciendo que los conocía de vista, pero las evidencias de su trato y las escuchas a las que había sido sometido el delincuente permitieron determinar a la justicia que entre ellos había algo más que una simple relación laboral o amistosa. Le espera una larga estancia en prisión.

Si éstas fueron las detenciones previas que pusieron a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado sobre la pista de esa inmensa trama cuyo ovillo ha comenzado a desmarañarse con las capturas de esta madrugada, no parece que la rueda se detenga en las próximas semanas. La operación sigue abierta y seguirá abierta durante los próximos días, probablemente durante los próximos meses. Entre las manifestaciones saludando las mismas, cabría destacar las del lehendakari, que ha llegado a augurar el fin próximo del fanatismo y de estos brotes neofascistas.

A pesar de que el juez Santafé ha decretado el secreto de sumario, la identidad de algunos de los detenidos esta madrugada ha trascendido a través de una nota que ha sacado a la luz el movimiento de apoyo a los presos falangistas, proscrito, por cierto, según sentencia del Supremo de 2004. Entre los arrestados se encontrarían diversos catedráticos de la Universidad del País Vasco, autores de burdas manipulaciones históricas y, sobre todo, de panegíricos filofascistas. También ha trascendido que algunos periodistas que aprovechan la profesión no para informar, sino para emitir propaganda de la ofensiva falangista se encuentran entre los aprehendidos.

Finalmente, fuentes oficiosas, a las que ha tenido acceso la Agencia ITS Press, han confirmado que en lo próximos días una comisión rogatoria, compuesta por agentes autónomos y un juez sin determinar, cruzará la frontera para verificar la autenticidad de una denuncia que, al parecer, no tiene que ver con la operación policial en marcha. Según la misma, en las librerías de Baiona llamadas Atlantis y La Brèche se encontrarían numerosas fotografías de presos y ex presos. Aunque algunos de ellos ya estarían fallecidos, como Mario Onaindia o Julián Zugazagoitia, y otros en libertad, como Jon Juaristi o Eduardo Uriarte, el delito parece evidente.

Como podrá observar, querido y avispado lector, todos son buenas noticias en esta lucha permanente por recuperar los espacios de libertad que fanáticos y falangistas nos habían hurtado en los últimos tiempos. Aurrera bolie! (traducción: «seguir la bola siempre por el camino correcto, hasta la victoria y enterrarlos en el mar»). Que así sea.

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