Raimundo Fitero
Por cientos
Por cientos o por miles. Todo se mide de manera lineal, ya no existe una posibilidad del matiz, de la sustancialidad, es imposible encontrar en los discursos alguna referencia al peso específico, un asunto en principio entre la química y la física que se ha convertido en teológico. Cualquier cosa que sucede se debe empaquetar rápidamente para que los mercaderes pueden venderlo al peso. El éxito se mide cuantitativamente, es el triunfo del mercado que necesita de cifras y reniega de las letras que no sean los himnos empresariales.
Michael Jackson se ha convertido en un producto que vale, desgraciadamente, más muerto que vivo. Cuando nos decían que estaba vivo, entendíamos por sus actitudes, sus obsesiones y neurosis que era un muerto viviente, como el mismo se había consagrado con su canción más difundida, pero ahora que han certificado su muerte, a la que consideran oficialmente homicidio por administración excesiva de un producto químico anestésico, se ha disparado su valor en el mercado y no hay momento del día televisivo, radiofónico o periodístico en el que le den descano. Es una momia amortajada en dólares y que produce el milagro de multiplicar el valor de todo lo que se invoca en su nombre.
La última es la competición global de ciudades que querían entrar en Guinness a base del mayor número de personas bailando «Thriller». Un llamamiento realizado a modo de homenaje porque el sábado pasado hubiera cumplido cincuenta y un año. Sensaciones encontradas, ya que a base de repetirse las imágenes globales, de ver como sonaba la misma canción en el miso momento, como todos, de uno a otro confín, repetían gestualidades, máscaras, actitudes, uno llega a aterrorizarse. ¿Por qué cientos o miles de seres humanos de todo el globo dedican su tiempo a realizar este acto mediático? ¿Qué satisfacción individual y colectiva proporciona la entrada en ese libro de los récord? Estamos ante un momento histórico en donde el hombre masa no es un concepto retórico sino un elemento básico del mercado y la publicidad. Ganó México y sus cadenas televisivas abrieron sus noticiarios con ello, celebrándolo de manera extraordinaria.