Crónica | 70 años de la Segunda Guerra Mundial
La polémica sobre la URSS marca los actos de Gdansk
Los dirigentes de una veintena de estados celebraron ayer el 70º aniversario de la invasión de Polonia por la Alemania nazi, que marcó el inicio de la Segunda Guerra Mundial, en medio de la polémica sobre el papel de la URSS en este conflicto.
Bernard OSSER Periodista de France Presse
Una primera ceremonia de recuerdo reunió a dirigentes polacos, diplomáticos y antiguos combatientes a las 4.45, la hora en la que se dispararon los primeros cañones hace 70 años en Westerplatte, cerca de Gdansk.
Entre los dirigentes que se reunieron ya por la tarde al pie del monumento a las víctimas de Westerplatte se encontraban la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro ruso, Vladimir Putin; y los primeros ministros francés, François Fillon; italiano, Silvio Berlusconi; y sueco, Fredrik Reinfeldt; además del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, junto a autoridades polacas.
Los rencores y las interpretaciones divergentes de la Segunda Guerra Mundial entre Varsovia y Moscú, sin embargo, pusieron el punto negativo en la ceremonia.
El primer ministro polaco se reunió por la mañana con su homólogo ruso, cuyas declaraciones eran muy esperadas en Polonia tras la publicación en los últimos días en Rusia de artículos y una película que justificaban el pacto germano-soviético Molotov-Ribbentrop de agosto de 1939, que supuso un reparto de Polonia entre Alemania y la URSS.
Tras este encuentro, Putin, una vez más, rechazó las críticas que culpan a este pacto del estallido de la Segunda Guerra Mundial.
«Vemos intentos persistentes de sugerir que el estallido de la Segunda Guerra Mundial se debió en exclusiva al pacto Molotov-Ribbentrop», declaró Putin en una conferencia de prensa junto a Donald Tusk, el primer ministro polaco.
Según Putin, «todo lo que condujo a la tragedia del 1 de setiembre de 1939 debe ser estudiado para que no se repita jamás».
El pacto germano-soviético «fue el último de una serie de documentos, en los que todo el mundo cometió graves errores».
En este sentido, citó varios acuerdos anteriores que permitieron, según Putin, que se produjese el conflicto bélico, como el Tratado de Munich [suscrito por Italia, Alemania, Gran Bretaña y el Estado francés y que permitió la incorporación de parte de Checoslovaquia al Tercer Reich]. Asimismo, citó la participación polaca en el desmembramiento de Checoslovaquia en 1938 y un pacto de no agresión polaco-alemán de 1934.
Al mismo tiempo, el primer ministro ruso se mostro conciliador, subrayando que «rusos y polacos lucharon contra un enemigo común durante la guerra» y que los rusos «consideraron a los polacos como compañeros de armas».
Recuerdos que aún escuecen
Tusk declaró que los polacos no quieren utilizar contra nadie el recuerdo de la doble invasión, alemana y soviética, de su país en setiembre de 1939. «Sólo la búsqueda de la verdad nos puede permitir alcanzar la confianza», añadió.
Según el primer ministro polaco, «dos totalitarismos decidieron en esta guerra. Al principio, fueron aliados; posteriormente, enemigos».
En Polonia también persisten los motivos de resentimiento hacia Alemania. Antes de su viaje a Gdansk, Merkel subrayó que «Alemania ha causado sufrimientos inconmensurables en el mundo», pero, al mismo tiempo, también denunció la expulsión de ciudadanos alemanes de Polonia que se produjo tras la derrota nazi.
El recuerdo de la Segunda Guerra Mundial permanece particularmente vivo en Polonia. Entre 5,6 y 5,8 millones de ciudadanos polacos, entre ellos unos tres millones de judíos, encontraron la muerte durante este conflicto, según cálculos recientes de historiadores polacos.
[El presidente polaco, Lech Kaczynski, echó ayer aún más leña al fuego, denunciando la «represión soviética» y recordando la masacre de Katyn, en la actual Ucrania, donde más de 20.000 oficiales y miembros de la élite polaca murieron tras una operación ordenada por el líder soviético, Stalin].