Liher Goienetxea «astillas» Bermeo
Dignidad y solidaridad
Fiesta de la Magdalena, Bermeo, año 1977, días después se legalizaría la ikurriña. El pleno del Ayuntamiento, franquista aún, había acudido a su procesión marítima. Por la tarde, sobre las seis, llegaría a Bermeo y, en comitiva, subiría al ayuntamiento. La Guardia Civil, comandada por el tristemente famoso capitán Hidalgo (¿existe algún famoso que no lo sea tristemente en ese cuerpo militar?), jefe de la casa-cuartel de Gernika, esperaba su momento en los alrededores de un bar del pueblo, en el Parque Lamera. Y empezó el desfile militar para demostrar quién mandaba en el pueblo y quitar cualquier ikurriña que pudiera aparecer.
Año 2009, la Ertzaintza desfila militarmente por los pueblos a hostias para borrar todo lo que concierne a la libertad de expresión, con la excusa de que no hay que dejar espacio libre a la violencia y a los violentos. ¿Cuántos años hemos retrocedido? ¿Quiénes son los violentos, los familiares de los prisioneros políticos vascos que pacíficamente enseñan las fotos de sus seres queridos o los sicópatas del Gobierno ilegal vascongado? Tenemos eso de lo que siempre, como impositores que son, ellos han carecido: dignidad y solidaridad. Dignidad como pueblo luchador por conseguir que Euskal Herria sea eso, Euskal Herria, y solidaridad con todos los represaliados que han dado y están dando y todo por ser ciudadanos vascos en paz y libertad, porque el sicópata nunca supo lo que es dignidad humana y solidaridad con quien no baja la cabeza ni con la tortura, ni con el GAL ni con la desaparición. El Che Guevara nos lo dejo claro: «Es mejor morir luchando que vivir de rodillas».